jueves, 13 de abril de 2006

Plasmatics

Rock'n'Roll Desde La Cúpula Del Trueno

Por mucho que Tina Turner vistiese de cuero, metiese los dedos en el enchufe para encresparse los pelos o se codease con un musculado saxofonista bañado en aceite, su presencia en 'Mad Max III', en su banda sonora y en su correspondiente clip promocional hacían aguas por todos lados. ¿Qué era todo aquéllo? ¿Quien se encargó del diseño de producción? ¿Su querido Ike?

Nadie puede negar que la elección de Angry Anderson para el papel de Barra de Acero fue todo un acierto, pero la cosa hubiese ganado enteros si en el soundtrack del film se hubiese hecho un hueco para algún tema de Rose Tattoo. Sí, de acuerdo, siempre habrá quien opine que aparecer en la banda sonora de una superproducción de este calibre es un insulto a la integridad de una banda, pero hubiese sido un bonito reconocimiento a toda una vida dejándose las pelotas por el Rock'n'Roll. Aunque, si una banda merecía estar en cualquiera de las tres entregas de la saga, ésa era Plasmatics. Su look, su sonido, su actitud,... todo encajaba a la perfección en el mundo post-apocalíptico que refleja el film. Lástima que en 1984, año en que se llevó a cabo la producción, la banda ya estaba disuelta; aunque con una Wendy O. Williams dispuesta a hacer carrera en el cine convencional (rememoremos su pasado porno con este video ) tal vez la oferta le hubiese interesado. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de ver alguno de los clips de esta dama seguro que no le costará imaginársela trepando por un camión cisterna, ataviada con un arnés de cuero y tocada por su característica cresta rubia platino.


Mi primera toma de contacto con el universo Plasmatics se produjo de casualidad. Corrían los días en que servidor se dejaba influenciar por las portadas de los vinilos, así que cuando tuve ante mis ojos la de su EP 'Metal Priestess' (1981) lo tuve claro: ese disco debía engrosar mi, por entonces, raquítica colección. Jamás había escuchado su música, y su nombre tan sólo me sonaba de haberlo leído en alguna revista, pero eso poco me importaba. Con ese look tan impactante el contenido tenía que estar a la altura. Y no me equivoqué. Recuerdo que hice girar aquel círculo negro hasta la saciedad, memorizando todos y cada de los seis cortes que contenía. La hipnótica 'Lunacy', la demoledora 'Black Leather Monster', la histérica '12 Noon',... A cada tema le correspondía un adjetivo diferente porque cada uno tenía entidad propia. Y es que, por entonces, ninguna banda sonaba como ellos. Y para qué nos vamos a engañar, hoy día tampoco.

En los años siguientes me hice con un par de vinilos de la Reina del Shock Rock, 'Maggots: The Record' (1987) y 'Deffest And Baddest' (1988). El primero, un disco conceptual rebosante de zombis y diálogos interminables, suponía el testamento discográfico de Plasmatics, mientras que el segundo era un curioso artefacto de chapucero rap metal firmado en solitario por la controvertida cantante. Ninguno de los dos discos tenía por donde cogerse, así que me olvidé de la banda durante una temporada. Pero a raíz de un reportaje en Popular 1, en el que se repasaba toda su trayectoria, me interesé de nuevo por ellos. 'New Hope For The Wretched' (1980) y 'Beyond The Valley Of 1984' (1981) me devolvieron de forma amplificada la crudeza de la que hacía gala su EP, pero fue 'Coup D'Etat' (1982) el disco que, definitivamente, me dejó noqueado. La sensación de poder que desprende cada uno de sus surcos es tal que sólo puede describirse como estremecedora. Con un sonido orientado abiertamente hacia el Heavy y el Hard -enfoque que ya se dejaba intuir en 'Metal Priestess'-, su debut para la major Capitol se revela como su mejor trabajo. Himnos de la talla de 'Put Your Love In Me', 'Rock'n'Roll' o 'Country Fairs' hablan por sí solos, sin menospreciar la versión de Mötorhead, 'No Class', o ese medio tiempo, oscuro como la garganta del demonio, titulado 'Stop'. Puede que a las nuevas generaciones el sonido ochentero del disco les suponga una barrera para adentrarse en él, pero, que no les quepa duda alguna, ninguna mujer ha rebasado el nivel de agresividad que WOW alcanzaba ante un micro.

Hoy hace una semana del octavo aniversario de la desaparición de Wendy Orlean Williams. Sirvan estas líneas como tributo.
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