miércoles, 23 de enero de 2008

The Order

'Metal Casino' no es estrictamente una novedad (vio la luz a mediados del pasado año), pero es de esos discos que si no reseño me estarán acosando cada vez que lo escuche. Y es que, a pesar de lo estúpido del título, el segundo trabajo de este cuarteto suizo es, pese a algún que otro altibajo, un más que correcto trabajo de Heavy-Rock se mire por donde se mire.

Al parecer, su debut 'Son Of Armaggedon'(2006) seguía unos derroteros más alternativos, pero con esta continuación han preferido ahondar en sus influencias ochenteras y ponerlas al día con apuntes a algunas bandas de los 90's. Y lo que bien podría haber quedado como un refrito carente de toda gracia, al final se hace valer merced la labor de sus componentes, músicos veteranos de la escena helvética militantes en bandas tan dispares entre sí como Pure Inc y Gurd, quienes desde hace un par de años han unido esfuerzos en este proyecto a jornada parcial llamado The Order.

Entrando ya en el contenido del disco, éste no podría comenzar con mejor pie; los 18 segundos de la intro 'Welcome To The Metal Casino' nos dan la bienvenida con todo un homenaje por parte del vocalista Gianni Pontillo (no sé si casual o intencionado) a Dee Snider. Pero no penseis que Pontillo se dedica a plagiar a troche y moche; a lo largo de la escucha queda bien patente que su voz rasgada posee una entidad y una presencia que no admite juicios. 'Mama I Love Rock'n'Roll' abre el repertorio de temas con velocidad y energía, con unos riffs muy al estilo de Annihilator, pero cuenta además con uno de los mejores estribillos que nos ha dado 2007. Es jodido decirlo, pero tan grande me parece que después de esta canción el disco deviene cuesta abajo. El siguiente tema, 'Satisfaction', no sólo nos recuerda que Zakk Wylde y sus Black Label Society han creado escuela dentro del Metal con sus personalísimos guitarrazos, sino que The Order saben manejarse en toda clase de tesituras. A continuación, el hard-rock simple y vacilón responde a la perfección a la petición del croupier de 'hagan juego, señores' con 'Bridges Burning'; seguidamente, 'My Last Goodbye', un poderoso medio tiempo dividido en dos partes en el que el guitarrista Bruno Spring se luce tanto a la acústica como a la eléctrica, sube la apuesta; para finalmente ser la coverdaliana 'In The Heat Of The Lonely Night' la encargada de barrer las fichas de la mesa a ritmo de power-ballad. Desgraciadamente, a partir de aquí ninguno de los siguientes temas tiene el impacto de cortes anteriores. Aún así, la melódica y afilada a partes iguales 'Down With The Rain' no es de las que merezcan pasarse por alto, al igual que la rockera 'Let The Good Times Roll'. La pieza final 'Little Wings', otro potente medio tiempo de tintes épicos, pone la guinda a un disco que, si bien tiene algo de relleno (las anodinas 'Forever' y 'Broken Days'), garantiza 40 minutos la mar de entretenidos.