
Se habló de Robbie Williams, de George Michael,... Personajes que, además de poner en entredicho su propia valía, hubiesen arrastrado por el barro el buen nombre de Queen. Al final, como todos sabemos, el escogido fue Paul Rodgers, una figura respetada y reconocida a partes iguales en la Historia escrita del Rock (otro cantar es su relevancia a nivel del ciudadano de a pie... y más en un país como España). Nadie puede reprocharle a Rodgers que lo hiciese mal; yo mismo asistí a su actuación en Barcelona, y nada tengo que objetar, pero tras el visionado del dvd que hoy centra estas líneas, creo que Jeff Scott Soto se hubiese saldado como una mejor opción. Ya se sabe, Brian May y Roger Taylor querían a un Rey para su personal encarnación de la Reina, pero, a mi humilde parecer, un Príncipe hubiese aportado la dosis exacta de frescura que el evento requería.

No cuesta imaginarse al bueno de Jeff derrochando entusiasmo, juventud, carisma y respeto interpretando todos esos clásicos, frente a multitudinarias audiencias y rodeado de los creadores de todos esos temas inmortales. Si ya en el marco de una convención de fans fue capaz de crear tanta excitación y magia me gustaría haber sido testigo de lo que hubiese sido capaz en un recinto de grandes dimensiones.
Dudo que el sueño de contar con Soto en las filas de Queen resucite de nuevo en el futuro, por lo que habrá que conformarse con lo que hay, que no es poco; una actuación ejemplar, un repertorio más grande que la vida (¡¡42 temas!!) y todo el savoir faire de un hombre entregado al más sincero de los tributos. ¿Te lo vas a perder?