jueves, 27 de septiembre de 2007

Green Manalishi

No me canso de decirlo: dentro de nuestras fronteras tenemos una cantera de bandas que tira de espaldas. Aquí en el blog he hablado de algunas de ellas desde el principio, y no pasará mucho tiempo hasta que vuelva a referirme a otras tantas. Concretamente hoy, y con el firme propósito de subsanar un error del pasado, le dedicaré unas palabras a una formación navarra que el año pasado iluminó mis días veraniegos con su estupendo debut, un trabajo compuesto por temas destinados inicialmente al que hubiese sido el siguiente disco de los desaparecidos Mermaid, pero que su líder Txetxu decidió incluir en su nueva andadura musical: Green Manalishi.

Pero que nadie caiga en el error de ver en ellos a una banda de metal, porque -sin ánimo de encorsetar a nadie- lo suyo entra de lleno en el hard rock de corte más clásico. Y, si bien es cierto que los Manalishi no niegan la influencia metálica o que la adopción de su nombre se debe a la versión de Fleetwood Mac que grabaran los Priest, los pamplonicas pronto descubrieron que la original superaba la relectura metálica de Halford & Co., por lo que no es de extrañar que en su música reflejen su gusto por artistas de los 60 y 70.

Siendo franco, muchísimas de las influencias de GM se me escapan, pero escuchando su segundo disco, 'Unknown Force' (2007), no resulta difícil vislumbrar la huella que han dejado en su background Zeppelin, Stones, Lizzy, UFO, o incluso Judas Priest (esa entrada de batería al inicio de 'Take the Money and Run' lo deja bien claro). Pero no los guiños no acaban ahí. Sin ánimo de restar crédito a un trabajo de lo más recomendable, citaría el ramalazo Stones que posee 'Just like a Richman', la atmósfera zeppeliana de 'Before You Say Goodbye' o el riff de 'Hell Machine', inspirado por el Michael Schenker de los días con el OVNI británico.

Pegadizas melodías vocales, refinados solos, riffs contagiosos, arreglos de piano, guitarras dobladas, presencia pronunciada de acústicas... Yo no sé si este disco supera a su antecesor, pero lo que sí tengo claro es que describir su sonido se me antoja de lo más complicado; así que, a falta de nombrar un símil que os aclare las ideas, os recomiendo que paséis por su rincón en myspace y les echéis un oído vosotros mismos. Seguro que os sorprenden.

Una última consideración: en el corte 'The Way Back Home' creo reconocer la voz de Pablo de Uzzhuaïa, pero como es habitual no tengo los créditos para poder comprobarlo. ¿Alguno de vosotros sabe algo al respecto?

LINK DE INTERÉS:

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Great White

Turn the Page (Part 2)

Estoy convencido que incluso los más optimistas -entre los que me cuento- dábamos por perdidos a Great White. Felizmente, contra todo pronóstico, y a pesar de los enormes problemas personales que han acarreado sus miembros (el peso de 100 muertes debe ser una losa insoportable para la conciencia de cualquiera), aquí los tenemos de vuelta con 'Back to the Rhythm', otro grandioso disco a añadir a su discografía, y un más que digno sucesor a su anterior obra maestra, un 'Can't Get There From Here' que, desgraciadamente, ocho años después de su edición no ha conseguido elevarse a la categoría de clásico de los 90 a la que por derecho propio corresponde.

Sin embargo, y muy a su pesar, dudo mucho que ésa sea su principal motivación. Más bien diría, ateniéndome a algunos versos de estas nuevas canciones, que el leit motif de este 'Back to the Rhythm' es un intento desesperado de exorcizar unos fantasmas que les impiden pasar página en sus vidas. No es para menos, la verdad. Sería una auténtica lástima que la banda de Jack Russell y Mark Kendall pasase a la Historia del Rock exclusivamente por las funestas consecuencias de un accidente pirotécnico fortuito, pero supongo que el balance de víctimas de la tragedia de Rhode Island resulta tan abrumador que ni 10.000 obras maestras podrán jamás empañar un suceso de tal envergadura.

Si he de ser sincero, incluso yo mismo me he visto, a un nivel inconsciente –o eso quiero creer-, sacudido por ese terrible handicap. 'Back to the Rhythm' lleva algo más de un mes girando habitualmente en mi reproductor, y, aunque en ningún momento ha sido mi intención silenciar su existencia o, peor todavía, relegarlo al olvido, hasta el momento no me había visto con la suficiente energía para reseñarlo. Y no porque sea un disco triste y oscuro -al contrario, brilla lleno de esperanza-, es sólo que no ha sido hasta hoy que esta delicia para el oído humano ha reclamado con fuerza su lugar en el blog.

Pero hablemos de cosas más positivas, que de las buenas noticias nadie se hace eco. Como ya dije al principio, 'Back to the Rhythm' sigue la línea de su penúltimo trabajo, tan cercano en espíritu y sonido que sus canciones podrían pertenecer a la misma sesión de grabación de aquél. El grueso de las composiciones siguen siendo los cortes rockeros sin estridencias, pero de mayor o menor intensidad, al que se suman medios tiempos cargados de melodía y guitarras, y melosas -que no empalagosas- baladas. Dentro del primer grupo merecen destacarse el tema título, 'Here Goes My Head Again', 'Standin' on the Edge' y 'Neighborhood'; del segundo cabe reseñar 'Play On' y 'I'm Alive'; y, del lado más relajado, 'Was it the Night?' y 'How Far is Heaven?', dos exquisiteces con sendos interrogantes en sus títulos que, al igual que la escalofriante 'Just Yesterday', dicen mucho del estado emocional de sus componentes.

En el lado opuesto de la balanza, pero, encontramos dos cortes algo inferiores; por un lado, un muy ochentero 'Still Hungry' que, no sé por qué, me devuelve a la memoria el 'Cry of the Gipsy' de Dokken; y una versión de Humble Pie, el sobrevalorado '30 Days in the Hole', que, además de desentonar al lado del resto de temas, a mi juicio supone una mediocridad prescindible (nada que ver, por otra parte, con la que realizaron años ha Gov't Mule en su cuádruple directo 'With a Little Help From Our Friends', quienes -bien por ellos- omitieron los chirriantes coros a capella del inicio). De cualquier forma, un gran disco. De lo mejor del año.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Mötorhead: Sin Remordimientos

No es ninguna regañina, pero espero que hagáis uso de los links que hay alojados en el lado derecho de la pantalla, porque creedme si os digo que no los he puesto ahí para hacer bonito. No me gusta mencionar alguna de esas webs sin citar a las demás, pero la ocasión me obliga a detenerme en una en particular, así que haré de tripas corazón y me volcaré en el asunto. Eso sí, no le hagáis ascos al resto de sites, que hay para todos los gustos.

A lo que iba... Si sentís especial devoción por el heavy metal facturado en la década de los 80, no puedo más que recomendaros la visita a Metal80, una auténtica enciclopedia virtual del subgénero con cientos de reseñas, entrevistas, portadas y demás. Si, por el contrario, os sentís pez en la materia, tranquilos; Metal80 es una excelente guía para adentrarse en las sobresaturadas aguas de esta corriente musical y extraer sólo lo mejor. ¡Buena pesca!

Pero bien, hablar de Metal80 es hacerlo también de su principal artífice, Miguel.Asturias, fan por encima de todo, el cual compagina su labor como webmaster y redactor del ciberespacio con colaboraciones puntuales en la más tangible revista This is Rock. Y fue allí, precisamente, tras dedicarle a Mötorhead un amplio reportaje en noviembre de 2005 (incluido en el número 17 de la publicación) donde se le despertó el gusanillo de plasmar la historia de la banda de Lemmy y compañía con todo lujo de detalles, a lo grande. ¡Y vaya si lo ha conseguido!

Con un estilo narrativo ágil, desprovisto de lastrantes florituras, y con la precisión y la brevedad como bandera, 'Mötorhead: sin remordimientos' relata la historia llena de altibajos de una banda que ha topado con la adversidad en más ocasiones de las que tú o yo soportaríamos. Un auténtico carrusel de deserciones, despidos, cambios de management, expulsiones de sellos y peleas, pero también de amistades, colaboraciones, éxitos, reconocimiento y una más que merecida estabilidad en el tramo presente de su carrera.

Como ya he dicho, la narración no está salpicada de escollos que entorpezcan el avance, por lo que su lectura se sigue a un ritmo frenético; el mismo que he mantenido hasta el final, y que me ha llevado a devorar el tomo en un tiempo realmente récord. Y no hablo precisamente de un libro corto. Son más de 140 páginas de texto bien apretadito, a las que hay que sumar 32 dedicadas a material gráfico y otras tantas englobadas en un variado apéndice que amplia detalles sobre artwork, cameos cinematográficos, bootlegs,... además de un profuso recorrido por su discografía oficial y el listado (completísimo) de todas las giras y cada uno de los conciertos que Mötorhead ha llevado a cabo desde el inicio de su carrera hasta el momento de finalizar la redacción del volumen.

Sólo me queda darle la enhorabuena a Miguel por el estupendo trabajo que ha realizado, y animarle a que vuelva pronto a ponerse manos a la obra con otra exhaustiva biografía. Miguel, no te escaquees, nos has dado tu palabra.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Supagroup (III)

Ya tenemos la parejita

Coincidiendo con la lectura de los últimos capítulos de 'Bruce Lee. El hombre detrás de la leyenda', una estupenda biografía escrita por Marcos Ocaña Rizo, llega a mis oídos la más reciente obra de otros Lee -en este caso hermanos, y casualmente con cara de chinos-, que nos noquean de nuevo con otro flamante disco, el tercero ya en su discografía: 'Fire For Hire'.

Confieso que tras escuchar los cuatro temas que colgaron en myspace hace un par de meses dudé de su capacidad para volver a componer otra colección de canciones tan soberbia como la que hallamos en 'Rules' (2005), su primera obra maestra, pero con el nuevo disco en las manos (bueno, no exactamente con el disco, pero éste fijo que lo compro), y tras un puñado de escuchas compulsivas, mis dudas se han disipado; han vuelto a facturar otra masterpiece. Y eso es decir mucho, porque, personalmente, 'Rules' es uno de esos discos tan exageradamente adictivos que igualar -no hablo ya de superar- semejante nivel me parece prácticamente una misión imposible, no sólo para ellos sino para cualquier banda. Pero bien... si el tonto del culo de Tom Cruise es capaz de seguir plantando cara a amenazas cada vez más descabelladas en las pantallas, Supagroup no podían ser menos, demostrando que, además de talento, para ellos no existen los listones insuperables. Y con esto no quiero decir que hayan logrado eclipsar la grandeza de su anterior trabajo, eso es imposible. 'Rules' vendría a ser el greatest hits con el que sueña todo hijo de vecino: sonido atemporal, canciones con mucho, mucho gancho, y un feeling rockero que no se sentía desde hace mucho tiempo. Sin duda, demasiado brillo que pueda ensombrecerse. En cualquier caso, sólo el tiempo dirá si con 'Fire For Hire' han logrado superar su anterior marca, o, si por el contrario, el apoteósico 'Rules' se convertirá en el rasero para comparar sus futuras entregas. Qué más da; lo único que cuenta a día de hoy es que 'Fire For Hire' entra directo en la lista de mis 5 discos favoritos del año. Y digo 5, pero bien podrían ser 3, ya veremos.
De momento, y según la información que aparece en sus websites, no hay fechas confirmadas para una gira europea; pero si nos atenemos a la cálida relación que se ha establecido entre la banda y España, bien seguro que los tendremos por aquí pronto. Y cuando hablo de 'cálida relación' lo hago en base a sus más recientes fotos promocionales. Ahí tenemos, por ejemplo, a Chris, el mayor de los hermanos Lee, luciendo orgulloso una t-shirt estampada con una de las muletillas hispanas más socorridas -más propia de un bakala que de un rocker, la verdad sea dicha-, o al bajista Leif, que posa con un modelo rojo con el logo de un club de Vigo impreso. A este paso, de aquí a nada, chalet en la costa.

Para acabar, un último apunte. Abogo por colocar stickers de aviso en todos aquellos discos con riesgo de provocar adicción. O, en su defecto, que en el libreto se informe de la clínica de desintoxicación más cercana. Llevo una semana enganchadísimo a 'Fire For Hire' y quiero soltarme. ¡Por Dios, que lo último de Hanoi Rocks y Hermano está pidiendo una oportunidad!

martes, 18 de septiembre de 2007

El Fantasma del Paraíso

Mi hermano, que es mucho más friki que yo, dio muestras de su exquisito buen gusto hace un par de meses adquiriendo via internet uno de esos cachivaches que es obligatorio lucir en el salón si se quiere dar un toque de distinción, clase y elegancia al hogar. Un objeto de culto para rockeros, cinéfilos y gentes de refinado paladar como vosotros que, no sólo os hará ganar posiciones dentro de la esfera social, sino que, sin duda, hará las delicias -al tiempo que sembrará envidias- de vuestros invitados. En un tono de lo más solemne, permitidme que os presente a una de las figuras (nunca mejor dicho) del séptimo arte: el Fantasma, atormentado alter ego del poco agraciado Winslow Leach. Compositor, intérprete y desquiciado vengador, Leach es, además, el protagonista de uno de los títulos más locos rodados por Brian DePalma en los 70, la inconmensurable 'El Fantasma del Paraíso' (1974).

Esta espectacular estatuilla de 12 pulgadas de altura y 2 libras de peso se ha bautizado como 'Phantom of the Paradise Version 2.0', y, tal como reza su largo nombre, es la actualización de un antiguo modelo que a día de hoy ha quedado ampliamente superado. La criatura, que cuesta algo más de 100 euros, está cuidada hasta el más mínimo detalle, y cuenta entre sus accesorios con una daga, un desatascador y un casco de visera articulada que permite poner al descubierto el rostro de tan torturado antihéroe. Un rostro maltrecho, de piel chamuscada, dentadura metálica y ojos desorbitados de profunda mirada estrábica no apto para estómagos delicados. Y si sorprendentes son sus facciones, no menos lo es su atuendo: capa negra, traje a juego, guantes conjuntados y una caja sintetizadora de voz alojada en el pecho. Ni Darth Vader, vamos.

Pero ya está bien de figuritas -que esto parece un patio de recreo-, y hablemos de pasada de la película que le sirvió de inspiración: 'El Fantasma del Paraíso'. Y bien... soy plenamente consciente que en líneas anteriores me he excedido calificándola de 'inconmesurable', pero servidor, que es fan de esta cinta desde hace más de 2 décadas, se rinde antes a la pasión que a la cordura. Y es que mientras algunos pierden la compustura hablando de galaxias muy, muy lejanas, cuentos llenos de hobbits, enanos y elfos, o batiburrillos cibernéticos, el abajofirmante pierde los papeles cada vez que introduce el dvd de este film en el reproductor; un ritual que se repite año tras año, y que, para desesperación de mis allegados, no tiene visos de interrumpirse. Pero, ¿qué tiene esta película de especial? Simple: todo ella es Rock'n'Roll. Es más, esta vuelta de tuerca al folletín clásico de Gaston Leroux bien podría haberse titulado 'El Fantasma de la Ópera... Rock'. No en vano entre sus ingredientes contamos con una cantata, una trama cargada de amor y ambición, envidia y rencor, odio y traición, venganza y defunción, hell's angels, drogas, shock-rock, guerra de egos, pactos con el Diablo... ¿Se puede condensar todo esto en 90 minutos? Por supuesto que sí. Y además con mucho humor y buena música. La calidad del guión, eso sí, deja un poco que desear, lo admito; pero si conocéis a fondo el cine de DePalma ya sabréis que normalmente sus historias tienen más agujeros que un queso de gruyere. Para que los pequeños gazapos que posee la cinta pasen a un segundo plano el visionado te exige, por lo tanto, aceptar su juego de incoherencias internas; sólo así podrás disfrutar de los muchos aciertos que atesora esta obra maestra.

Para aquellos que queráis saber más os dejo tres enlaces que os llevarán a un antiguo artículo que vio la luz en la versión 1.0 de esa web tan cojonuda que es RockTrip.

Ah, y si encontráis algún gazapo no dudéis en escribir un comentario.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Festival Serie Z (edición 2003)

Un Festival con Solera

De las dos ediciones que tuvieron lugar en el recinto ferial IFENCA de Jerez de la Frontera tan sólo asistí a la segunda, la de 2003, y os juro que aquello me acompañará hasta que me vaya a la tumba. Tres jornadas de Rock'n'Roll-non-stop al aire libre, un emplazamiento idílico, un plantel de bandas que -gustos personales al margen- cumplieron sobradamente en su mayoría, el sol brillando sobre nuestras cabezas,... Gratos momentos, sin duda.

Después de tanto tiempo me cuesta poner orden a los recuerdos -tengo la memoria más perjudicada que la de Stan Lee-, pero todavía conservo con claridad muchas imágenes en la retina: los taconazos sobre las tablas de Norah Findley de Sin City Six, la impactante presencia de Dee Snider, la no menos shocking de David Roach -botella de vino en mano-, los miembros de Savoy Truffle paseando entre el público el día después de su show, los dos kits de batería de The Cherry Valence, el espectador borrachín ataviado con tejanos ultracortos que no paraba de bailar aferrado a un vaso de cerveza, la camisa con motivos KISS del voceras de Nine Pound Hammer, el desparpajo de Mötochrist (¡Dios, cómo molan Marc Diamond y Danny Nordahl!), las caras de felicidad de todos los asistentes al acabar cada actuación,... Y lo dejo aquí para no aburrir, pero realmente el Z fue de de ensueño; la clase de festival que cualquier aficionado al Rock'n'Roll de este país pedía a gritos.

Lógicamente, no todas las bandas que participaron me convencieron. Es más, hubo un día en concreto -el último- que resultó bastante decepcionante: The Hydromatics y The Hellacopters estuvieron flojos, y los cacareados Radio Birdman me aburrieron hasta la extenuación. Aunque poco importaba. El día anterior habíamos sido testigos de las descargas de Twisted Sister y Junkyard y eso bastaba para pasar por alto todos los minutos posteriores de aburrimiento. Y sí, ya sé que ha corrido mucha tinta alabando estos dos conciertos, que se les ha elevado a la categoría de míticos, pero es que realmente fueron históricos; lo prometo.

Por desgracia, mi felicidad no pudo ser plena. Y es que, a diferencia de otros muchos que sí vieron cumplido uno de sus sueños, me quedé sin camiseta de Junkyard. Es curioso, pero de todos los modelos de t-shirt que desfilaron por el stand de merchandising aquellos tres días, sólo quedé prendado de la de estos outlaws angelinos. La camiseta no era nada del otro jueves, todo hay que decirlo, pero el diseño formado por el as de picas blanco y la fecha española impresa sobre fondo negro me pareció demasiado. Lástima que cuando me decidí a hacerme con una ya no quedaban de mi talla. Si es que a veces la vida apesta... Sniff... De lo que sí compré una copia fue de su EP 'Tried and True', una pieza de coleccionista que -sin estar a la altura de sus obras de estudio- ofrece unos cuantos minutos de diversión (¿tendrá continuidad algún día? nunca se sabe...). También compré un par de cd's de Iron Boss, otros dos de Mötochrist (¿he dicho lo bien que me caen estos tíos?), una maqueta de Schizophenic Spacers, el avance de 'Your Lips... My Ass!' de TxT (con una presentación similar a la de un cd pirata, pero cuyo contenido -digan lo que digan- sigue pareciéndome una bomba nuclear), y por la patilla arramblé unas cuantas pegatinas para decorar la carpeta.

En definitiva, una experiencia memorable. Lástima que al final se cayesen del cartel los anunciados Rock City Angels, de quienes, a pesar de no gustarme demasiado su aclamado 'Young Man's Blues', tenía ganas de verificar en primera persona todo lo que se ha escrito acerca de su, al parecer, explosivo directo (aquél que les colocaba a la altura de los mismísimos Guns N'Roses allá por 1986). Aunque, para decepciones, la que nos caería encima al año siguiente.
El caso es que, ante el reciente éxito cosechado, los organizadores del festival se ponen las pilas sin dilación, y anuncian una nueva edición para marzo de 2004. Pasan los meses, la organización no hace públicos sus avances, pero, habiéndose adelantado algún que otro pago (a los sureños Molly Hatchet) la falta de apoyo de algunas instituciones obliga a posponer el evento hasta verano, concretamente al 27 y 28 de agosto.

El aplazamiento no detiene la marcha del festival. Poco a poco se van filtrando nombres, hasta que, en mayo, ya se tiene configurado un primer cartel de lo más apetitoso. Como cabezas de cartel: Slade y ¡Zodiac Mindwarp and The Love Reaction! ¿Os lo imagináis? Poder berrear los estribillos de 'Prime Mover', 'Skull Park Joker' o cualquiera de los cañonazos que conforman el majestuoso 'Tattooed Beat Messiah'... Resulta del todo imposible que no se me nuble la vista con sólo pensarlo. Tampoco desmerece el contar con la presencia de Mother Superior, American Dog, Odin Orange (un proyecto formado por miembros de Raging Slab y Backdraft), Tricky Woo, Orquesta del Desierto, los propios Raging Slab, Adler's Appetite, y unas cuantas de las mejores bandas nacionales del momento: Sol Lagarto, Smoking Bird y Maggot Brain.

En la recta final las noticias se suceden mes a mes, sumando nuevas incorporaciones y alguna que otra caída del cartel. En junio se vienen abajo Adler's Appetite y Orquesta del Desierto, al parecer por incompatibilidad en sus calendarios, siendo reemplazados por Nashville Pussy, garantía de una hora excitante, y otra formación autóctona, Tea.

En julio dos nuevas bandas dan forma definitiva a un cartel que promete el cielo y el infierno: Firebird y Supersuckers. Cruzo los dedos para que el Serie Z 2004 llegue a buen puerto; algunos de esos conciertos pueden marcar un antes y un después en mi vida.

Pero, a medida que el tiempo acorta la distancia hasta el inicio del evento, además de cambios en el programa, también sufre variaciones la sede del festival. Así, el escenario se traslada del recinto IFENCA a la Casa de la Cultura, un emplazamiento mucho más pequeño que cuenta con capacidad para unas 700 personas. La limitación del aforo acelera la venta de tickets. Todo parece ir sobre ruedas. Entonces...

Entonces todo se va a tomar por culo. A quince días de su celebración, sin motivo aparente, el evento se suspende. La cancelación (cómo no) nos deja a cuadros. Según las fuentes oficiales la acogida por parte del público estaba siendo buena, así que todos nos preguntamos ¿qué demonios ha pasado? A los pocos días, Juan José Cacheda, director de la organización, sale a la palestra con un comunicado: motivos económicos y políticos han forzado el cese del festival. Para acabar de finiquitar la faena, el siguiente párrafo borra de un plumazo las esperanzas de una cita a corto plazo: "nuestra situación financiera es prácticamente la quiebra y, para rematar lo ya asesinado, la última decisión municipal es la de retirarnos la mínima cuantía de subvención verbalmente aprobada por, dícese, problemas presupuestarios". Incomprensible.
Y ésta es la historia, amigos. Quien sabe, lo mismo dentro de unos años alguien se vuelve a liar la manta a la cabeza y organiza un festival de las mismas características... Mientras tanto, permitidme fantasear:

Verano de 2008, recinto ferial de (ciudad X). ¡El Serie Z strikes back! Nos esperan tres jornadas de música, sol y buenas vibraciones. La lista de actuaciones es para morirse de gusto: Amon Ra, Rock City Morgue, Green Manalishi, Richard Cheese, Rockzilla, Buckcherry, Airbourne, Eddie Spaghetti, Sugar Mountain, Tesla, Supagroup, Ron Vudu, Jackyl, The Punishers, Beatallica, Reverend Horton Heat y Great White. Lo sé, he muerto y estoy en el paraíso. Pero soñar es gratis, ¿no?

lunes, 10 de septiembre de 2007

Divine Heresy

Matando pendejos

Tal vez se trate de una leyenda urbana, pero se cuenta que un piloto de Fórmula 1 -no me preguntéis el nombre- adjudicó parte del mérito de uno de sus triunfos a Iron Maiden, a quienes había estado escuchando durante la competición, y a los que atribuía la dosis extra de energía en su riego sanguíneo. De ser cierto, el paso siguiente de este buen hombre sería olvidarse de la Doncella una temporada y probar con algo más agresivo mientras se sienta al volante de un monoplaza; porque, si de empuje anda escaso, con la nueva aventura musical de Dino Cazares bien seguro que su nivel de temeridad alcanzará cotas hasta el momento desconocidas.

Y no hablo por hablar. Lo que ha grabado el chamaquito más cachondo del metal deja en pañales lo que sus ex-compañeros de Fear Factory han estado editando desde su marcha. Y no, no me olvido de sus dos brutales discos de tex-mex death-metalero firmados bajo el sobrenombre de Asesino, pero, mientras aquéllos sólo pueden recibir el calificativo de broma macabra, lo de Divine Heresy toma tintes mucho más virulentos. Si no me crees, sólo tienes que dejarte llevar por el aplastante repiqueteo del doble bombo -algo así como un martillo pneumático taladrando una acera-, los riffs de guitarra de Dino o los rugidos guturales del gringo Tommy Vext para que tu nivel de adrenalina rebase el punto de no-retorno.

Pero, para bien o para mal, no todo es furia, extremismo y brutalidad; entre los diez cortes de 'Bleed the Fifth' también hay espacio -poco, eso sí- para las partes melódicas. Aunque, que quede claro, sin sonar a toda esa mierda edulcorada de bandas como Shadows Fall y similares. La única concesión al mainstream metálico es 'Closure', el tema que cierra el disco, un medio tiempo con madera para hacerse un hueco en los puestos más altos del Top 40 (USA, claro).

A pesar de esta licencia, 'Bleed the Fifth' es un disco demoledor, una inyección cargada de mala hostia directa a tu centro neurálgico que no necesita inventos ni experimentos para cumplir su cometido. No en vano el cóctel que ha mezclado Dino contiene los ingredientes más potentes: dos tercios de Fear Factory, un chorro de Pantera, dos gotas de Slipknot, una pizca de Ministry y la ralladura de un piño de Coco Loco. Un trago que, bien agitado y tomado a palo seco, aplaca la sed y aviva el ánimo a partes iguales. Este combinado reactivador sólo tiene una pega: no lo ingieras mientras conduces, cuate, la multa está garantizada.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Body Count (1ª Parte)

BC's in the house, you know motherfucker

Vista la (nula) repercusión que provocó en las revistas rockeras de nuestro país parece mentira que Body Count publicasen un nuevo disco el pasado año, pero desde este blog doy fe de ello: el alumbramiento del cuarto retoño discográfico de Ice Muthafucking T y los suyos tuvo lugar a mediados de 2006, un 'Murder For Hire' bastante discreto -por no llamarlo malo- que, como mínimo, merecía una de esas entrevistas repletas de 'shits', 'bitches' y 'motherfuckings' a las que hace años nos acostumbramos. Y es que resulta increíble que, mientras en los 90's esta panda de negros acapararon más páginas en Popular 1 que las que años más tarde sumó Texas Terri, actualmente no se les dedique ni una sola línea. Quien sabe, tal vez el final de un idilio entre el Original Gangsta y algún redactor de la revista sea la causa de este silencio periodístico (y al caso de TxT me remito)...

Coñas aparte, si bien la discografía de BC -a excepción de su impresionante debut homónimo- no es precisamente para tirar cohetes, el revuelo que causaron en sus primeros tiempos justifica que quince años después se les muestre un poco más de respeto. Porque me río yo que al hablarse de los Stooges salga a relucir la palabra 'peligro'. ¿Peligro? De acuerdo, no soy de los que apoyan la automutilación como un ejercicio saludable, pero esas prácticas también las llevan a cabo los fakires y nadie se lleva las manos a la cabeza, coño. En cambio, si hablamos de Body Count y de peligro ahí sí veo la conexión, maldita sea. Y vale, en el pasado MC5 tocaron lo suyo los cojones a las autoridades gubernamentales, pero decidme una banda fichada por una multinacional que haya sido acusada de incitar al asesinato de policías, de instigar una revuelta racial (la que tuvo lugar en Los Angeles en 1992), de difundir mensajes obscenos, de poner en tela de juicio el american way of life y su puta madre... Pocas, ¿verdad? Lo dicho: no ha habido una banda de rock capaz de provocar tanto pánico, rechazo y diarrea entre las altas esferas como Body Count. Lógicamente, tanta difusión de amor había de pagar un precio. Al igual que Suicidal Tendencies y muchas otras bandas, BC fueron el blanco de campañas persecutorias de alguna que otra agencia gubernamental, tan dedicadas ellas a mantener por la fuerza el status quo entre sus conciudadanos. Así, el FBI les pisó los talones durante una temporada, mientras que el dichoso PMRC los tuvo en su punto de mira desde que el single 'Cop Killer' viera la luz. En su contra, pero, no hay que olvidar su participación en un festival pro-abertzale que tuvo lugar hace unos años en el País Vasco. Lo peor de todo es que durante su actuación el papanatas de Ice T tuvo los santos cojones de lanzar proclamas políticas desde el escenario; un gesto que muchos de sus fans españoles no le han perdonado todavía y que, sin querer ejercer de abogado del diablo, bien tuvo que ser fruto de un malentendido o de un engaño por parte de su mánager. Sea así o no, tiempo después, en una entrevista realizada por Jordi Meya, se le preguntó al rapero por este asunto y la implicación política de ese festival con la banda armada ETA, a lo que el muy cabrón se salió por la tangente alegando que él no estaba al corriente de la existencia de ningún grupo terrorista, y que a su banda tan sólo le interesaba tocar ante cualquiera que quisiera verles. Di que sí, Ice, a eso se le llama diplomacia.

Y hablando de público... ¡Menuda audiencia arrastraba Body Count! Auténtica carne de cañón salida directamente del ghetto más peligroso, del lumpen más conflictivo. Una fauna que reunía a miembros de gangs, ex-presidiarios y matones a partes iguales. Para corroborar este dato, tengo en mi poder un video registrado por un fan de uno de sus shows y, madre mía, jamás he visto a una audiencia tan chunga como la que allí aparece. A la altura del betún dejan a todos aquellos palurdos que acudían a las ceremonias metálicas de los 80 y principios de los 90 en nuestro país. Aunque, visto su último dvd, 'Live in L.A.' (2005) -registrado en el mítico Trobadour angelino-, todo ese aura de peligrosidad queda diluido ante un público, aunque entregado, mucho menos intimidante. Incluso Ice-T se permite la osadía de tomarle el pelo a un chaval de las primeras filas, una maniobra que le hubiese salido cara en la grabación de la que os hablaba.

Aunque, si de salir malparados hablamos, tres han sido los componentes de Body Count que han pasado a mejor vida desde que se dieron a conocer. Como Lynyrd Skynyrd, vaya, pero en negro. Aunque, a diferencia de los sureños, los de Ice T no murieron todos a la vez, sino uno detrás de otro. El primero en caer fue el batería Beatmaster V, recién grabado su tercer disco, 'Violent Demise' (1997). Causa oficial del fallecimiento: leucemia. El siguiente, en febrero de 2001, aunque éste ya no formaba parte de BC, fue el bajista Lloyd 'Mooseman' Roberts, quien por entonces militaba en los Trolls, la banda de acompañamiento de Iggy Pop, e incluso escribió varios temas del álbum 'Beat'em Up' (a él está dedicado el disco, además). Causa oficial del fallecimiento: diversos impactos de bala. El último, a finales de 2004, fue el guitarra rítmica D-Roc, dejando a Ice T y a Ernie C como los dos únicos miembros formadores de la banda en activo. Causa oficial del fallecimiento: tumor linfático.

Y con este 'recuento de cuerpos' (BC en inglés) lo dejamos. La segunda parte la próxima semana.