Mi hermano, que es mucho más friki que yo, dio muestras de su exquisito buen gusto hace un par de meses adquiriendo via internet uno de esos cachivaches que es obligatorio lucir en el salón si se quiere dar un toque de distinción, clase y elegancia al hogar. Un objeto de culto para rockeros, cinéfilos y gentes de refinado paladar como vosotros que, no sólo os hará ganar posiciones dentro de la esfera social, sino que, sin duda, hará las delicias -al tiempo que sembrará envidias- de vuestros invitados. En un tono de lo más solemne, permitidme que os presente a una de las figuras (nunca mejor dicho) del séptimo arte: el Fantasma, atormentado alter ego del poco agraciado Winslow Leach. Compositor, intérprete y desquiciado vengador, Leach es, además, el protagonista de uno de los títulos más locos rodados por Brian DePalma en los 70, la inconmensurable 'El Fantasma del Paraíso' (1974).
Esta espectacular estatuilla de 12 pulgadas de altura y 2 libras de peso se ha bautizado como 'Phantom of the Paradise Version 2.0', y, tal como reza su largo nombre, es la actualización de un antiguo modelo que a día de hoy ha quedado ampliamente superado. La criatura, que cuesta algo más de 100 euros, está cuidada hasta el más mínimo detalle, y cuenta entre sus accesorios con una daga, un desatascador y un casco de visera articulada que permite poner al descubierto el rostro de tan torturado antihéroe. Un rostro maltrecho, de piel chamuscada, dentadura metálica y ojos desorbitados de profunda mirada estrábica no apto para estómagos delicados. Y si sorprendentes son sus facciones, no menos lo es su atuendo: capa negra, traje a juego, guantes conjuntados y una caja sintetizadora de voz alojada en el pecho. Ni Darth Vader, vamos.
Pero ya está bien de figuritas -que esto parece un patio de recreo-, y hablemos de pasada de la película que le sirvió de inspiración: 'El Fantasma del Paraíso'. Y bien... soy plenamente consciente que en líneas anteriores me he excedido calificándola de 'inconmesurable', pero servidor, que es fan de esta cinta desde hace más de 2 décadas, se rinde antes a la pasión que a la cordura. Y es que mientras algunos pierden la compustura hablando de galaxias muy, muy lejanas, cuentos llenos de hobbits, enanos y elfos, o batiburrillos cibernéticos, el abajofirmante pierde los papeles cada vez que introduce el dvd de este film en el reproductor; un ritual que se repite año tras año, y que, para desesperación de mis allegados, no tiene visos de interrumpirse. Pero, ¿qué tiene esta película de especial? Simple: todo ella es Rock'n'Roll. Es más, esta vuelta de tuerca al folletín clásico de Gaston Leroux bien podría haberse titulado 'El Fantasma de la Ópera... Rock'. No en vano entre sus ingredientes contamos con una cantata, una trama cargada de amor y ambición, envidia y rencor, odio y traición, venganza y defunción, hell's angels, drogas, shock-rock, guerra de egos, pactos con el Diablo... ¿Se puede condensar todo esto en 90 minutos? Por supuesto que sí. Y además con mucho humor y buena música. La calidad del guión, eso sí, deja un poco que desear, lo admito; pero si conocéis a fondo el cine de DePalma ya sabréis que normalmente sus historias tienen más agujeros que un queso de gruyere. Para que los pequeños gazapos que posee la cinta pasen a un segundo plano el visionado te exige, por lo tanto, aceptar su juego de incoherencias internas; sólo así podrás disfrutar de los muchos aciertos que atesora esta obra maestra.
Para aquellos que queráis saber más os dejo tres enlaces que os llevarán a un antiguo artículo que vio la luz en la versión 1.0 de esa web tan cojonuda que es RockTrip.
Ah, y si encontráis algún gazapo no dudéis en escribir un comentario.