Matando pendejos
Tal vez se trate de una leyenda urbana, pero se cuenta que un piloto de Fórmula 1 -no me preguntéis el nombre- adjudicó parte del mérito de uno de sus triunfos a Iron Maiden, a quienes había estado escuchando durante la competición, y a los que atribuía la dosis extra de energía en su riego sanguíneo. De ser cierto, el paso siguiente de este buen hombre sería olvidarse de la Doncella una temporada y probar con algo más agresivo mientras se sienta al volante de un monoplaza; porque, si de empuje anda escaso, con la nueva aventura musical de Dino Cazares bien seguro que su nivel de temeridad alcanzará cotas hasta el momento desconocidas.
Y no hablo por hablar. Lo que ha grabado el chamaquito más cachondo del metal deja en pañales lo que sus ex-compañeros de Fear Factory han estado editando desde su marcha. Y no, no me olvido de sus dos brutales discos de tex-mex death-metalero firmados bajo el sobrenombre de Asesino, pero, mientras aquéllos sólo pueden recibir el calificativo de broma macabra, lo de Divine Heresy toma tintes mucho más virulentos. Si no me crees, sólo tienes que dejarte llevar por el aplastante repiqueteo del doble bombo -algo así como un martillo pneumático taladrando una acera-, los riffs de guitarra de Dino o los rugidos guturales del gringo Tommy Vext para que tu nivel de adrenalina rebase el punto de no-retorno.
Pero, para bien o para mal, no todo es furia, extremismo y brutalidad; entre los diez cortes de 'Bleed the Fifth' también hay espacio -poco, eso sí- para las partes melódicas. Aunque, que quede claro, sin sonar a toda esa mierda edulcorada de bandas como Shadows Fall y similares. La única concesión al mainstream metálico es 'Closure', el tema que cierra el disco, un medio tiempo con madera para hacerse un hueco en los puestos más altos del Top 40 (USA, claro).
A pesar de esta licencia, 'Bleed the Fifth' es un disco demoledor, una inyección cargada de mala hostia directa a tu centro neurálgico que no necesita inventos ni experimentos para cumplir su cometido. No en vano el cóctel que ha mezclado Dino contiene los ingredientes más potentes: dos tercios de Fear Factory, un chorro de Pantera, dos gotas de Slipknot, una pizca de Ministry y la ralladura de un piño de Coco Loco. Un trago que, bien agitado y tomado a palo seco, aplaca la sed y aviva el ánimo a partes iguales. Este combinado reactivador sólo tiene una pega: no lo ingieras mientras conduces, cuate, la multa está garantizada.