viernes, 29 de junio de 2007

Meat Loaf

Los dvd's de la serie 'Classic Albums' son más que una mina de información, son un tesoro. Hasta esta misma mañana sólo había tenido oportunidad de ver los dedicados a 'British Steel' de Judas Priest y a 'Ace of Spades' de Motörhead, pero tras el desayuno no he podido resistirme a visionar el dedicado a 'Bat Out Of Hell'(1977) de Meat Loaf. ¡Qué tipo Meat Loaf! Realmente inolvidable. Gordinflón, melenudo, vestido con traje y camisa de chorreras, siempre nervioso, excitado, cabreado... y perpetuamente cogido a ¡un pañuelo de color rojo! Sí, amigos, así era Meat Loaf: bajo la apariencia de una fiera totalmente fuera de control se escondía el alma de un amante sensible. Aunque, vistas estas imágenes, es evidente que primaba su faceta de 'Rampaging Hulk', ya fuese lanzando el pie de micro con furia desatada o haciendo crowd-surfing entre el público. Nadie puede negar que el tío se empleaba a fondo.

Con Meat Loaf me sucedió lo mismo que con KISS: lo descubrí siendo un mocoso, pero tuve que esperar unos cuantos años hasta descubrir a fondo su música. Por esta razón, mis primeros recuerdos sobre ellos se basan enteramente en las imágenes. Así, de ML me acuerdo, sobretodo, de sus clips; en especial el de 'More Than Your Deserve', aquél en el que una joven camarera atiende la barra de un bar de carretera repleto de rudos camioneros. Y allí se planta el pobre Meat, tan grande como tímido, capaz de hacer pedazos a todos aquellos tipos con tan sólo un chasquido de dedos, pero sollozando porque la chica le ha ignorado, dirigiéndose a él como a un cliente más. Meat se lamenta, se tortura, incluso se imagina a la muchacha a punto de acometer un gang-bang con la clientela masculina... Terrible. Espantoso. Ella, que es un ángel.

Con semejante recuerdo en la cabeza no he tenido más remedio que insertar en el dvd-player el recopilatorio 'Hits Out Of Hell' y volver a deleitarme con tan tormentoso clip... Situación que he aprovechado para rescatar los cuatro vídeos promocionales que se rodaron del multiplatino 'Bat Out Of Hell'. Para no perdérselos. Tal como cuenta el propio ML en su autobiografía 'To Hell And Back', los cuatro clips se rodaron en una tarde, uno detrás de otro, y el correspondiente a 'Paradise By The Dashboard Light' gozó del lujo de proyectarse durante un año en las sesiones golfas del film 'Rocky Horror Picture Show'. Aunque todos y cada uno de esos clips tienen un encanto especial, mi preferido, de largo, es, precisamente, 'Paradise By The Dashboard Light'. Resulta impagable ver a ML magreando a la sexy Karla De Vito, su partenaire vocal, impertérrita a los achuchones del sicalíptico rockero. Lo curioso del caso es que, tanto en los vídeos como en el disco, Karla no cantó ni una sola línea, limitándose a prestar únicamente su imagen. Efectivamente, la voz femenina que le da la réplica a Meat Loaf en 'Bat Out Of Hell' corresponde a la de Ellen Foley, quien, llegado el momento de rodar los vídeos, se había desentendido del proyecto, enfrascada en un disco solista que no llegó a ninguna parte. Por su parte, Karla intentó por todos los medios regrabar los temas con su voz para que los clips no llevasen a engaño, pero el presupuesto era tan ajustado que no se permitieron cambios de última hora. Eso sí, donde Karla no provocó ningún equívoco fue en los escenarios, en el extenuante tour que siguió a la publicación del disco.

Y es que, aunque no lo parezca, 'Bat Out Of Hell' fue un éxito de ventas sin precedentes en su año de edición, 1977. Eran los tiempos de la música disco y el punk-rock, y, aunque bandas muy alejadas de esas corrientes triunfaban por todo lo alto (Queen, sir ir más lejos, lograron su primer número en USA ese mismo año), nadie en su sano juicio apostaba un céntimo por una ópera-rock con reminiscencias a los musicales de Broadway. Precisamente de aquel ambiente surgían sus artífices, Jim Steinman y ML, los cuales habían coincidido en una obra teatral a principios de los 70's. Fruto de aquel encuentro, y gracias a la repercusión tan favorable que obtuvieron por su trabajo, decidieron unir fuerzas en un proyecto más personal: la grabación de un disco. Pero no uno cualquiera, el suyo sería especial. Si habéis tenido ocasión de escuchar 'Bat Out Of Hell' sabréis de lo que estoy hablando... porque, sin lugar a dudas, se trata de uno de los discos de Rock más únicos que existen. La omnipresencia de las notas de piano, la dramática voz de Meat, el enérgico contrapunto femenino que ofrecía Ellen Foley, la teatralidad patente en cada una de sus estrofas... Por más que busques no encontrarás nada que se le parezca. No existe nada comparable a este disco.

Una vez los temas fueron tomando forma, Jim y Meat presentaron entre 1974 y 1975 diversas maquetas a todas las discográficas habidas y por haber, y todas les cerraron las puertas en las narices. Finalmente dieron con Todd Rundgren, quien ya había encarado unos cuantos discos conceptuales con anterioridad y, por tanto, fue capaz de entender lo que aquellos dos tipos le pusieron antes sus narices. Pero, aunque es cierto que Todd confió de inmediato en el proyecto, también es verdad que, en ningún momento, se mostró partidario a creer que semejante engendro albergaba el potencial necesario para triunfar comercialmente. Se equivocó. 'Bat Out Of Hell' consechó números 1 alrededor de todo el mundo; primero en Australia, Inglaterra y el resto de la Europa continental, y, un año más tarde, en los charts de su país natal. El éxito del disco trajo consigo lo inevitable: tours sold-out, agotamiento, peleas, drogas, limusinas, groupies, arrestos... La toma de contacto con la irrealidad acababa de iniciarse. Aunque ése es un capítulo que ya expondré otro día, más adelante. Mientras tanto, desempolva una copia de 'Bat Out Of Hell' y disfruta con temas como 'Two Out Of Three Ain't Bad', 'You Took The Words Right Out Of My Mouth (Hot Summer Night)' y tantos otros.

jueves, 28 de junio de 2007

Mother Superior (III)

Ha pasado más de un mes desde que MS actuasen en Barcelona, y desde entonces he escuchado 'Three Headed Dog', su última obra, más de una veintena de veces. ¿Por qué he dejado pasar tanto tiempo hasta plasmar mis impresiones? Digamos que me he visto forzado a esperar el momento de hacer las paces con el disco. Y no es que estemos hablando de un trabajo difícil; no he tenido que pelear más de la cuenta para hacerme con los estribillos, melodías y solos que guarda en su interior. El problema es que, tras apabullarme con su reciente directo, esperaba más. Mucho más. Y ya sabéis lo que ocurre cuando las expectativas no se cumplen: es complicado conciliarse plenamente con las canciones.

Otro problema es que, a diferencia de su anterior 'Moanin', a 'Three Headed Dog' le falta ese 'algo', ese 'duendecillo', que te empuja a escucharlo constantemente. Y es que lo peor que puede pasar a la hora de sentarte a escuchar música es hacerlo con la sensación de estar cumpliendo una imposición. Pero el tiempo ha acabado por poner las cosas en su sitio, 'i've made up my mind' (que diría Coverdale), y he aquí mis conclusiones: 'Three Headed Dog' no es un mal disco, pero ni mucho menos es el discazo que se supone debía ser, y que desde algunas revistas nos quieres hacer creer. Y es que no puedo evitar pensar que, si se hubiesen excluido algunos temas, el resultado final hubiese mejorado. Por más que haya a quien le parezca que los 18 cortes que se incluyen son hit-singles en potencia, mi opinión al respecto es que cualquiera que crea algo así verá automáticamente cerradas las puertas del 99% de las corporaciones discográficas si pretende conseguir trabajo allí. Definitivamente carece de olfato para detectar canciones con el gancho suficiente para convertirse en revienta charts. Y me refiero tanto a los charts de esta década tan miserable que nos ha tocado vivir, como a los de los 90, los 80 o los 70.

En lo que no vamos a discutir es en la calidad de muchos de esos 18 temas; ahí no veo ningún problema. Aún así, hay canciones de las que yo hubiese prescindido sin contemplaciones. Por ejemplo, 'False Alarm' y 'First Impression' me parecen correctas caras B, pero no merecedoras de estar donde están; al igual que 'How Did You Know' o 'Gorilla Monsoon', que desprenden un tufillo a Soundgarden que a mí, particularmente, me resulta molesto. Sin olvidar 'Left For Dead', algo así como un mix entre Nirvana y Black Sabbath que realmente me frena en seco.
Pero, ya digo, no todo es negativo. Canciones como '(I'm) Obsessed', 'Panic Attack', 'Sleep', la sureña 'Today Is The Day', 'Great Til '78', 'Stealing My Shadow', 'German Creepshow', las vitamínicas 'Violence Going Down' y 'Wake Up Call', 'Beg Borrow Steal', o esas dos deliciosas incursiones en el country, 'Let It Go' y 'Standing Still', valen su peso en oro.

No sería mala idea que el próximo disco de Mother Superior fuese una suerte de 'Intensities In Ten Cities', aquel directo en el que Ted Nugent nos aplastaba con diez composiciones totalmente inéditas grabadas en vivo. Es muy posible que, en esas condiciones, las canciones de MS sonasen como lo hacen en sus shows: enérgicas, demoledoras, estremecedoras... Aunque, pienso en 'Live At Fox Theater' de Rose Hill Drive, y la idea no me parece tan buena. Aquél es un buen disco, pero ni mucho menos refleja lo que son capaces de hacer sobre un escenario.

miércoles, 27 de junio de 2007

DDP

Antes de entrar en materia me vais a permitir, por favor, abrir un breve paréntesis. El caso es que por este blog suele pasarse de vez en cuando un tal Sr. Raya, muy dado a dejar polémicos comentarios y gran aficionado a ese género maldito que es el cine 10 (o 'X' en numeración latina), quien -me apostaría el brazo- al leer las siglas que encabezan el post de hoy ha empezado a salivar cual perro rabioso. Señor Raya, permítame que le haga una aclaración: 'DDP' no tiene absolutamente nada que ver con las 'dp' ('double penetration') a las que son tan proclives esa caterva de zafios directores porno a los que usted idolatra (llámense Jonny Darko, Jules Jordan o John Stagliano); así que le ruego que deje de perder el tiempo haciendo lúbricas elucubraciones acerca de qué puede significar esa primera 'd', y póngase a trabajar, que seguro que su jefe tiene muuucha faena para usted.

Y dicho esto, y por si hay alguien más con la mente calenturienta, aclararles que DDP se corresponde a las siglas de 'Dublin Death Patrol', una formación californiana liderada (agárrense los machos) por dos de los vocalistas estrella del thrash metal de la Bay Area: ¡Chuck Billy y Steve Souza! Esto sí es grande, amigos. ¡Los voceras de Testament y Exodus grabando juntos por primera vez! A saberse la de horas que, siendo chaval, pasé escuchando los discos de estas dos bandas...'The Legacy', 'Pleasures of the Flesh', 'The New Order', 'Fabulous Disaster', 'Souls of Black', 'Impact is Imminent'... Auténticos clásicos (de segunda división, sí, pero clásicos al fin y al cabo) que resisten sin problema las comparaciones con Slayer, Metallica o Megadeth.

Lo curioso del asunto es que Steve 'Zetro' Souza, a pesar de darse a conocer como frontman de Exodus, previamente había formado parte de las filas de Testament en los días en los que se hacían llamar Legacy. Souza no llegó nunca a grabar con ellos, pero suyas son las melodías vocales de algunos temas de 'The Legacy'(1987), el debut de Testament, que finalmente acabaría cantando Billy: 'Over the Wall', 'Raging Waters', 'The Haunting', 'Alone in the Dark'... todas ellas llevan su sello personal.

Pero hay más curiosidades: en la carpeta interior de 'The Legacy' de Testament, dentro del apartado de agradecimientos, se saluda a ¡DUBLIN DEATH PATROL! ¿Cómo? ¿Mande? Suerte que existe internet y, gracias a unas cuantas búsquedas, el misterio se ha desvelado. Y es que resulta que el origen de DDP se remonta a principios de los 80's, con Chuck, Steve y un puñado de colegas pasando el rato en un garage. El combo no duró mucho, cada uno encontró su lugar en una banda u otra (Exodus, Laaz Rockit, Testament, Trauma...) y todo quedó en un entretenimiento de adolescentes. Pero hace 2 años, con motivo de la gira de reunión de Laaz Rockit en Holanda, Willy Langenhuizen y Chuck Billy coincidieron en el backstage, se tomaron más cervezas de la cuenta, se dijeron algunas tonterías, y lo que suele pasar... decidieron reactivar la banda de su juventud.

¡Y no acaba ahí lo chocante de este 'DDP 4 Life'! De los 11 músicos que han participado en su grabación, además de un pariente de Steve y dos más por parte de Chuck, también encontramos a antiguos miembros de Rampage, una de las primeras formaciones en las que militó Chuck Billy. Y ¿a que no sabéis a quien tenemos a la batería? Ni más ni menos que a ¡Troy Luccketa de Tesla! ¿Qué demonios hace este hombre aquí? ¿Calentamientos?

En cuanto a la música que contiene el disco, pues ni más ni menos que thrash de la vieja escuela, con una calidad de sonido acorde a los tiempos que vivimos, y con influencias del heavy metal más clásico; no por nada se han incluido 3 versiones (una detrás de otra) de Motörhead, Thin Lizzy y UFO ('Iron Fist', 'Cold Sweat' y 'Lights Out' respectivamente). Desafortunadamente, el resultado final no cumple las expectativas que generan sus artífices, pero, aún así, y a pesar que apenas sólo un par de temas ('R.I.P.' y 'Unnatural Causes') puedan mirarle a los ojos a los himnos que grabaron al frente de Testament o Exodus, su escucha resulta, además de nostálgica, bastante entretenida. ¿Habrá continuación o se quedará en un proyecto aislado?

Bad Religion

Aunque estoy seguro que hubiese acabado conociéndoles por otras vías, la realidad es que me introduje en la música de Bad Religion gracias a mi hermana. Corría 1996, ella tenía entonces 13 o 14 años, y, como suele suceder durante la adolescencia, la pequeña de la casa escogió su particular forma de rebelión; en su caso, y dado que por aquel entonces vivíamos inmersos en plena era alternativa, tomó partido por el hardcore melódico. Lo curioso es que la chica, al contrario que nos sucedió a otros con su edad, no dio de lado a sus anteriores preferencias; lo cual se tradujo en sesiones musicales que combinaban (por increíble que parezca) a los recién llegados Pennywise, NoFX y Bad Religion con los malditos Nek, Hanson y Moffats. Afortunadamente para mí, su equipo de música tenía poco que hacer frente al mío, así que, cuando llegaba el turno de las boy-bands, yo contraatacaba pinchando algún vinilo de Slayer o Anthrax. Nada como un buen equipo Hi-Fi en estos casos...

Pero bien, como ya he dicho, teniendo en cuenta que la cobertura que se le estaba dando a estos grupos había llegado incluso a los 40 Principales (eran los días en que el clip 'Punk Rock Song' de Bad Religion no paraba de emitirse por televisión), supongo que, tarde o temprano, yo mismo me hubiese introducido en este estilo por voluntad propia. Aunque la nueva tendencia tampoco es que me entusiasmase del todo, la verdad. Había temas de Rancid, 59 Times of Pain o Pennywise que me gustaban (y me siguen gustando, para qué lo voy a negar), pero tampoco es que dejase aparcados mis gustos de toda la vida. En realidad, de todas aquellas bandas la única con la que realmente conecté de verdad fue Bad Religion, sobretodo con su etapa que va de 1992 a 1996. Álbumes como 'Generator', 'Recipe for Hate', 'Stranger than Fiction' o 'The Gray Race' considero que son de escucha obligada si se siente apego por las melodías.

Pero, a partir de 1998, considero que las nuevas canciones de la banda pierden la frescura que les había caracterizado. 'No Substance'(1998) y 'The New America'(2000) me parecen discos muy flojos, indignos de ellos; y 'The Process of Belief'(2002) y 'The Empire Strikes First'(2004), muy a pesar de rescatarles del bache creativo en el que habían caído, no lograron engancharme durante más de dos semanas. Y no es que hubiesen cambiado de forma radical su propuesta musical... Los Religion nunca se han caracterizado por seguir la moda del momento (más bien todo lo contrario: el suyo es un ejemplo de inmovilismo a ultranza), pero, poco a poco -y estoy seguro que el problema es enteramente mío- se me fueron quedando anquilosados. Y repetitivos, muy repetitivos.

Estando las cosas así, la única novedad que me puede proporcionar Bad Religion a estas alturas es editar un nuevo disco. Y eso es precisamente lo que han hecho: lanzar otro más. Bueno, mejor dicho, lanzarán; concretamente el 10 de julio, pero los temores de Greg Graffin y Brett Gurewitz se han cumplido, y su nueva obra ya hace días que circula por la Red. Dicen que 'a río revuelto, ganancia de pescadores', así, mientras ellos se lamentan, yo ya tengo mi copia de 'New Maps of Hell', que es como se llama el disco en cuestión. ¿Y qué puedo decir al respecto? Pues en su defensa alegaré que su nueva obra no supone traición alguna a su estilo habitual, y que el nivel compositivo se mantiene a buena altura; pero, por contra, diré que me parece más de lo de siempre. Los mismos riffs, las mismas melodías vocales, las mismas estructuras... Supongo que sus fans más acérrimos lo recibirán con los brazos abiertos, pero a mí ya me resulta del todo imposible memorizar un nuevo estribillo o una nueva melodía, incapaz de distinguirlas unas de otras. De lo más cansinos, vaya.

martes, 26 de junio de 2007

KISS (II)

I Still Love You

Tras 'The Second Coming', hoy le ha llegado el turno a 'Kiss My Ass'(1994), un jugoso documental que recoge, además de una decena de tomas en directo registradas a lo largo de los 70's, una serie de interesantes documentos: actuaciones en platós de televisión, el ensayo de un tema para la gira del 'Rock'n'Roll Over', anuncios de sus discos, conciertos y productos de merchandising (muñecos, sets de maquillaje, radios...), un par de añejas entrevistas televisivas, declaraciones de Gene, Paul, Eric Singer y Bruce Kulick -grabadas para la ocasión- sobre los temas más diversos (el recuerdo a Eric Carr, las convenciones de fans, fotos de sus archivos personales, la grabación del disco-tributo 'Kiss My Ass', su biografía KISStory, etc.), incluso ¡un sketch del Satuday Night Live!, con la aparición estelar de Art Garfunkel interpretando al hermano paracaidista de Paul Stanley.


Pero lo más desconcertante de todo llega al final del reportaje, cuando Gene Simmons asegura que ya tienen listos algunos temas para su siguiente disco y que 'la portada será algo así':

Curiosa imagen para el grungy 'Carnival of Souls': oscuridad, asfixia, una máscara sadomaso con cremallera, fuego... Ni en las pesadillas de Kurt Cobain o Layne Staley hubiese aparecido semejante estampa. Lástima que la ilustración finalmente no se utilizase y tuviésemos que conformarnos con una portada que parece la de un bootleg. Aunque... no hay que ser muy lince para ver que, con toda seguridad, hubiese acabado censurada en muchos países.

lunes, 25 de junio de 2007

Devildriver

...O Una Maldición Del Infierno

¿Habéis probado alguna vez ponerle banda sonora metálica a alguna de las escenas más violentas de la Historia del Cine? ¿No? Pues es un ejercicio la mar de estimulante, os lo aseguro. Mi última incursión en esta modalidad de frikismo ha tenido como protagonistas, en el aspecto visual, la escena (de la bendita primera parte) de 'Kill Bill' en la que Mamba Negra corta en lonchas a los 99 Maníacos, y, en el aspecto musical, el último trabajo de los cafres Devildriver: 'The Last Kind Words'. No os podéis imaginar el tremendo espectáculo para los sentidos que supone contemplar a la guapa Thurman haciendo frente a todos esos sosias de Kato al ritmo palpitante de 'Clouds Over California' o 'Burning Sermon', dos de las piezas más salvajes del disco.

Para quien no les conozca, decirles que Devildriver es, desde 2003, la actual banda de Dez Fafara, el antiguo líder de los nu-metaleros Coal Chamber, quien, tras su disolución, decidió pegar un volantazo a su carrera y dar salida a su vena más extrema, haciendo de la brutalidad su bandera. Y si ya en 'The Fury Of Our Maker's Hand' (2005), su segunda y anterior entrega, Devildriver daban un paso de gigante respecto a su debut, con su nuevo trabajo dejan muy claro su deseo de perdurabilidad. Tal como el vocalista ha declarado a la prensa, con 'The Last Kind Words' pretende devolver a la escena metálica lo que supuso en su momento la edición del 'Vulgar Display of Power' de Pantera; una tarea que, vistos los resultados, se les ha quedado draconiana. A mi juicio, y es cuestión de gustos, ese honor lo merecen Machine Head y su 'The Blackening', disco del año en cuanto a caña burra se refiere. En cualquier caso, y a pesar de no rebasar el listón de solidez de Flynn y los suyos, no hay que desacreditar a 'The Last Kind Words' (grandioso título, por cierto, y toda una declaración de intenciones), una obra que ofrece sobredosis de caña de alto nivel del primer al último tema (tan sólo 'Monsters Of The Deep' decepciona un poco).

Tal vez la única pega sea, precisamente, la voz de Dez, cuyo registro apenas experimenta cambios sustanciales a lo largo de la grabación; si me apuras ligeras inflexiones y leves cambios de matiz que sólo podrán detectar los más aventajados degustadores de voces guturales. En cambio, musicalmente se abren un poco más de miras, adentrándose en terrenos power ('These Fighting Words') y classic rock (ese teclado al final de 'The Axe Shall Fall' te deja descoloca a la primera de cambio). En resumidas cuentas: una estampida de metal que te aplasta literalmente.

viernes, 22 de junio de 2007

KISS

El Amor De Mi Vida Has Sido Tú...

Presiento que en los próximos días voy a vivir una intensa semana Kiss... Me lo dicen los dvd's 'Kiss My Ass', 'Live in Las Vegas', 'Rock the Nation Live!', 'Kissology Vol.1', 'Konfidential & X-Treme Close Up'... todos a mi entera disposición y -de momento- inéditos para mis pupilas. Tal vez -sólo el tiempo lo dirá- cuando lleve deglutido la mitad del material acabe empachado y abandone mi completista empresa hasta la siguiente temporada, pero os garantizo que le voy a poner empeño a este maratoniano tour de force que me he autoimpuesto. De momento, y para empezar con buen pie, anoche vi 'The Second Coming', el documental que recoge todo lo que acarreó consigo la reunión más espectacular de la historia del Rock: la de la formación original de Kiss en 1996. La de Gene y Paul, como siempre, y, de nuevo, Peter y Criss. ¡Por fin estaban de vuelta! Tras 16 años desde la marcha del Hombre Gato, los KISS originales habían regresado.

Puede parecer una coña, pero si echo la vista atrás me percato de lo presentes que han estado Kiss en mi vida. Y no exagero. Mi primer recuerdo de KISS no tengo muy claro ni a qué año se remonta ni que lo motivó; quizás fuesen los anuncios que aparecían en las contraportadas de los cómics de la editorial Vértice... o es posible que la televisión de la época pusiese su granito de arena. Da igual, no consiga ubicar en mi memoria aquel momento crucial, pero os aseguro que acaeció en mi más tierna infancia. Por ejemplo, me acuerdo perfectamente del pase, dentro del programa infantil '3,2,1...Contacto', de un breve reportaje dedicado a los cuatro maquillados, con imágenes de lo que tenía lugar tras las bambalinas en sus directos. Tuve la suerte de grabar en video aquellos 3 o 4 minutos, y no fueron pocas las veces que lo vimos mi hermano y yo... En aquellos entonces no nos sabíamos siquiera ni un tema de nuestros superhéroes favoritos, pero aquéllo se solucionaría pronto; concretamente, en las Navidades de 1982. En aquel momento yo vivía inmerso en plena fiebre 'Thriller' de Michael Jackson (precisamente, con ese disco me inicié en la adquisición de música), así que aquél fue el que me regalaron mis padres; pero mi hermano -y con esto ya tiene el Cielo ganado- se dejó seducir por la portada de 'Destroyer' de KISS, y, a partir de entonces, nuestras vidas dieron un vuelco. Jamás se me olvidará la emoción que nos embargó a ambos cuando, una vez en casa, introdujimos el cassette en el reproductor, pulsamo play, y la intro de 'Detroit Rock City' empezó a sonar a través de los altavoces. '¿Qué demonios es esto?', pensamos. Un minuto y 31 segundos después, el majestuoso riff de guitarra a cargo de Paul hizo su aparición, y con él el redoble a los tambores por parte de Pete. ¡Menudo temazo! Aquello sonaba a gloria bendita. La estrofa del estribillo, el sencillo -pero memorable- solo de guitarra, el hostión que se pegan al final... Acabábamos de entrar en el Universo KISS por la parte grande, sí señor, con uno de sus temas más emblemáticos y con de uno de los mejores discos de su trayectoria.

Claro está, y a pesar del shock que me habían provocado KISS, yo mantuve durante unos cuantos meses que 'Thriller' estaba muy por encima del maldito 'Destroyer'. Con el propósito de encarrilar mi destino mi hermano llegó incluso a asegurarme que nuestro padre le había reconocido que, aunque el disco de Jacko le gustaba, el de KISS le pateaba el culo. A día de hoy, todavía ignoro si aquella confidencia padre-hijo tuvo realmente lugar, o si todo fue un bulo creado por mi hermano (la verdad es que el cabronazo siempre ha sido muy dado a fantasear, así que es posible que sólo fuese una estratagema para hacerme cambiar de opinión). En cualquier caso, aquella cinta de 'Destroyer' estuvo sonando en mi casa varias veces por semana a lo largo de muchísimo, muchísimo tiempo, hasta que, años después, la sustituimos, primero por una copia en vinilo, y, algo después, por su equivalente en cd.

Pero por hoy ya hemos tenido suficiente. En los próximos días, más crónicas KISSeras. Mientras tanto, me voy a ir poniendo otro de esos dvd's.

jueves, 21 de junio de 2007

Megadeth

Dave Mustaine ha declarado en algunos medios que con 'United Abominations' ha hecho lo que realmente le ha venido en gana. Es de suponer, entonces, que la ocurrencia de regrabar un single ('À Tout Le Monde') que hace más de una década no cumplió las expectativas que se le suponían ha sido idea suya, ¿no? Bien, pues es una lástima que este margen de maniobra no lo hubiese disfrutado en, por ejemplo, 'Risk' (su disco más decepcionante hasta el momento), ya que, de haber sido así, la revisión que ha realizado de dicha canción hubiese ido a parar en aquel trabajo y no en éste, y, por tanto, ahora estaríamos hablando de 'United Abominations' como de una obra a la que no le sobra nada y, quien sabe, de 'Risk' como de un éxito comercial. Y no es que la nueva versión me disguste, ojo, pero, en su momento -corría 1994-, me dio muy fuerte con el álbum 'Youthanasia', y esa canción en concreto la tengo un poco atravesada.

En cualquier caso, a nadie se le escapa que los motivos que han llevado a Mustaine a semejante decisión distan mucho de ser artísticos; él mismo deja entrever en todas sus apariciones que las cifras de ventas son su prioridad. El pelirrojo anda tan desesperado intentando obtener el reconocimiento masivo que qué mejor que contar con una vocalista de moda para reverdecer glorias pretéritas... Aunque ello se traduzca en un despropósito. Y, repito, no por la canción en sí misma, si no porque escoger este dueto como anticipo del álbum me parece todo un desatino. Primero, porque no ofrece nada que no conoacan sus antiguos fans; y, segundo, porque no representa en absoluto el sonido de este nuevo capítulo de Megadeth (bastante cargadito de mala leche, por cierto).

De todas formas, la decisión ha sido suya. Quienes estamos en contra sólo tenemos que pasar al siguiente tema cuando empiezan a sonar las primeras notas de la dichosa canción, y punto. Y bien, dicho esto, y sin querer entrar en descripciones pormenorizadas (que me parecen de lo más aburrido), sólo añadiré que 'United Abominations' me parece un disco mucho más robusto que el anterior 'The System Has Failed' (2004), y que, aún sin significar lo mismo que supuso 'Rust in Pieces' o 'Coundtdown to Extinction' puede traducirse en un sólido intento por saborear de nuevo las mieles del éxito. Que así sea.

miércoles, 20 de junio de 2007

Ian Gillan

Siempre que confecciono una lista mental de mis cantantes favoritos, en las primeras posiciones nunca faltan los nombres de Rob Halford, Ronnie James Dio, John Bush, Freddie Mercury, Serj Tankian, Dan McCafferty, Layne Staley... pero, no sé por qué, jamás me viene a la cabeza quien ha sido -intervalos incluidos- la voz de Deep Purple durante más de 4 décadas. Y reconozco que es una injustia por mi parte, porque sólo he de pinchar temas como 'Strange Kind of Woman' o 'Child in Time' para percatarme que Ian Gillan pertenece, junto a los citados más arriba, la mamona Linda Lovelace y el traga-espadas Captain Don, al Olimpo de las Gargantas Privilegiadas.

Pues bien, con la finalidad de corregir de una vez por todas esos inoportunos lapsus de memoria que me asaltan en tan importantes lances, hace unos días me sometí -durante dos estajanovistas jornadas- al visionado del doble dvd 'Highway Star (A Journey in Rock) - The Full Official Story Behind The Voice of Deep Purple-', un excelso documento que repasa vida, obra y milagros (y muchas miserias también) del vocalista púrpura a través de ¡¡360 minutos!! de entrevistas y declaraciones cruzadas. Y, creedme, hay tiempo y espacio para todas y cada una de las cuestiones que preocupan a cualquier purplemaníaco de pro. Desde sus inicios en un grupito poppie a su admisión, posterior dimisión, consecuente reincorporación, imprevista expulsión e inesperada (pero firme) reintegración en Deep Purple, pasando por sus excesos con el alcohol, las rabietas con Blackmore, su participación en 'Jesus Christ Superstar', su carrera en solitario, sus problemas financieros, su accidentado paso por Black Sabbath, sus episodios nudistas... y varios cientos de historias más.

Pero no todo es cháchara y auto-bombo. En el segundo disco se recogen un puñado de filmaciones en vivo pertenecientes a la gira del disco 'Bananas', además de encuentros sobre el escenario con Dio o el tenor Pavarotti. Lástima que todas esas grabaciones sean de reciente factura, con un Gillan bastante ajado a nivel vocal y sin la presencia a las seis cuerdas del amigo Ritchie. Aunque, si es eso lo que quieres, tienes bastante donde escoger; el catálogo videográfico de Purple no peca precisamente de exiguo. Pero antes, un consejo: ni se te ocurra desdeñar este 'Highway Star'. Podrías lamentarlo.

lunes, 18 de junio de 2007

Ozzy Osbourne

Con 'Under Cover' y 'Down to Earth' como últimas referencias no es que Ozzy lo tuviese demasiado difícil para superarse, ¿verdad? Grabar de forma consecutiva dos discos tan flojos no hacía presagiar grandes cosas en el futuro -más bien todo lo contrario-, pero, partiendo con la ventaja que supone tener que rebasar un listón tan bajo, el Madman ha entregado un trabajo, en conjunto, correcto, muy por encima de sus obras menores (y ahí incluyo también a 'No Rest For The Wicked'), pero que no se aproxima ni de lejos ni a 'The Ultimate Sin' ni a 'No More Tears' (ya no digo su trilogía inicial, que me parece intocable). Para que nos hagamos una idea, 'Black Rain' estaría a la altura de 'Ozzmosis'; mucho más duro que aquél, sin embargo, pero con demasiados agujeros en el casco para poder salir a flote. Y eso que el disco contiene canciones muy buenas.

Las que sirven de apertura, por ejemplo, representan a la perfección la esencia de Ozzy. La primera, 'Not Going Away', rockea duro de verdad, con un sonido de bajo realmente atronador y un ritmo marcial (incluso se escuchan unas botas avanzando sobre la gravilla), y con el single de presentación, 'I don't wanna stop', se me dispara la adrenalina, haciéndoseme difícil reprimir lanzar unas palmadas al aire. A continuación, 'Black Rain', el tema homónimo, se revela como un medio tiempo que incorpora una harmónica la mar de bluesera en algunos pasajes, un interludio arábigo, y un intenso reprise final que estalla al son de ráfagas de metralleta y explosiones. Seguidamente, 'Lay Your World On Me' (junto con la posterior 'Here For You') es un alto en el camino para tomarse un respiro, una balada en la línea del 'See You On The Other Side' del álbum 'Ozzmosis', que nos muestra esa faceta sensible que tanto me gusta.

Hasta este punto, insisto, el disco se mantiene a un nivel bastante alto, pero, a partir del quinto tema, la cosa pierde fuelle y se viene un poco abajo. Así, 'The Almighty Dollar', la pieza más larga, compleja y recargada del disco (algo así como una versión 'mini' de cualquier suite de los plomizos Dream Theater), a mi gusto hubiese encajado mejor al final del tracklist, no justo en medio. Para compensar, '11 Silver' recupera la energía de nuevo sirviéndose de unas enloquecidas líneas de bajo que, en ocasiones, suenan de lo más stoner. Lástima que se quede en un tema correctito, rozando lo fallido, debido a un solo de guitarra metido con calzador. Lo peor llega con 'Civilize the Universe' (demasiado tecnológica) y 'Countdown's Begun' (demasiado Black Label Society), puro relleno las dos, que lastran el peso de canciones como la citada 'Here For You' o la muy Sabatthiana 'Trap Door', lo mejor del tramo final del disco.

Supongo que, habiendo quemado sus mejores cartuchos, no se podía esperar otra obra maestra por parte de Ozzy, pero, con un inicio tan robusto, no hubiese estado mal que 'Black Rain' hubiese mantenido el tipo hasta el final.

domingo, 17 de junio de 2007

The Stooges

Entiendo qué provoca tanta devoción a The Stooges (ser pioneros del punk-rock, desafiar al stablishment como ellos lo hicieron, grabar algunos temas que, casi 40 años después, siguen teniendo efectos devastadores en la conducta humana...) pero, en mi escala personal, los de Detroit no están por encima de otras muchas bandas consideradas precursoras. Al fin y al cabo, mi background musical, hasta hace unos 10 años, se basaba casi por entero en el heavy y el hard de los 80, por lo que hay ciertas bandas que, aunque las aprecie, me quedan bastante lejanas. A pesar de esa distancia, The Stooges (sin enloquecerme) me gustan -al igual que me gustan los discos en solitario de Iggy Pop-, pero nunca me han enganchado como sí lo hacen algunos trabajos de la Iguana. Así, no sin pocas dificultades, aguanto del tirón su debut; del 'Fun House' se me atragantan los dos últimos cortes; y del 'Raw Power', aunque ahí estén 'Search and Destroy' o 'Gimme Danger', me sigue molestando su pésimo sonido. Y me la trae floja lo que se diga en algunas revistas... Su discografía no me parece la mitad de ejemplar que la de, pongamos por ejemplo, Mötley Crüe. O Metallica. O Deep Purple. O...

Pero iré al grano: The Stooges publicaron nuevo disco a principios de este 2007, sembrando la confusión, el escepticismo y la incredulidad entre muchos de sus fans; reacciones, a mi juicio, completamente fuera de lugar. ¿O es que a alguien se le escapó que Iggy incluyó en 'Skull Ring' (2003) 4 temas junto a los hermanos Asheton? ¿A quien pudo, pues, pillarle por sorpresa la noticia? Y poco importa que esas 4 piezas (que no sacaban al disco de la mediocridad, por cierto) se nos presentasen como composiciones de Iggy & The Stooges -es decir, más como una colaboración puntual que como una banda en toda regla-, por que ¿no se editó 'Raw Power' bajo esa misma denominación, y sin embargo se considera otro disco más de The Stooges (la banda)? ¿Por qué nadie considera 'Skull Ring' -aunque sólo sea una parte- el disco de retorno de The Stooges?

Pero poco importa eso. Lo único que realmente me interesa es 'The Weirdness', el disco que marca el regreso discográfico de The Stooges; un disco, por otra parte, del que se esperaba, no sólo mucho, si no la reinvención de un género musical, el Rock, del que ya pocas revoluciones cabe esperar. Sin entrar en demasiados detalles, mi veredicto es que, sin ser tan flojucho como 'Skull Ring', 'The Weirdness' no pasa de ser un disco entretenido. Sin más. En líneas generales, la calidad me parece homogénea pero regular -sin rastro de hits potenciales y/o futuros clásicos-, y su escucha se me hace monótona, aburrida en algunos casos ('Mexican Guy' y 'Passing Cloud' me sobran por completo), dejando, una vez finalizado, la amarga sensación que ningún tema resulta capaz de funcionar por sí mismo, independiente del resto. A pesar de lo dicho, la verdad por delante: si recalasen en Barcelona -sin festivales indies de por medio- mataría por ir a verlos.

viernes, 15 de junio de 2007

Roadstar (II)

Es un hecho. Con 'Glass Mountain' Roadstar nos dicen adiós. Una noticia que, paradójicamente, hay que encajar cuando la banda parecía encontrarse en su mejor momento (el disco así lo atestigua). Una auténtica lástima porque, además de buenos, también eran prolíficos. Sólo me cabe esperar que la escisión no sea definitiva; o que, por lo menos, de ella surjan un par de bandas de su casta capaces de perdurar. Todo depende de las ganas que tengan de reactivar sus carreras... Lo más triste es que, inicialmente, estos tíos lo tenían todo para ser la nueva sensación británica dentro del Hard Rock (un nombre con gancho -Hurricane Party-, el apoyo de John Kalodner, un sello potente a sus espaldas, un sonido clásico -que no retro- capaz de seducir a jóvenes y veteranos,...), pero un cúmulo de situaciones adversas llevó a que la cosa se torciese, y, aunque lograron salir adelante cambiando de nombre, fichando con una discográfica independiente y viendo editado el más que correcto 'Grand Hotel' (2006), problemas con su sello actual han desencadenado el fatal desenlace.

Pero basta de lamentos, porque 'Glass Mountain' es una maravilla, sin duda uno de los mejores discos del año. Hay quien no secunda mi opinión (leed en mis blogs amigos, por favor), pero a mi gusto han superado sobradamente su anterior largo, recuperando el altísimo nivel que ostentaron en su primer EP. Y con esto no quiero decir que 'Grand Hotel' fuese malo, ni mucho menos, pero había allí unos cuantos cortes que no me parece que estuviesen a la altura. Lo dije hace un par de días: cada vez cuesta más encontrar discos sin escollos, sin material de relleno que invite a pulsar el botón de 'next'. 'Glass Mountain' es otra de esas rara avis que aparecen con cuentagotas. Aprovéchate.


Ramones

Desde que la semana pasada abandonase las clases, ando sacándole el máximo partido a mis horas libres (que no son pocas: 24 al día). Y si hace menos de una semana pagué mi deuda con Metallica ('Some Kind of Monster' esperaba en la recámara desde hacía mucho, mucho tiempo), anoche le tocó el turno a otra de esas estremecedoras filmaciones que sacan a la luz toda la mierda que, con los años, se puede llegar a acumular en el seno de una banda; hablo de 'The End of the Century', la cinta dedicada a la Familia Munster del Punk-rock: los inmortales Ramones. Sincero, revelador, conmovedor, deprimente, escalofriante... Tremendo. Todo lo que había leído al respecto se queda corto. De obligado visionado incluso si sólo los amaste durante 3 minutos de tu vida.

jueves, 14 de junio de 2007

Rock Star

Hay que ver cómo pasa el tiempo. Desde que me hiciera eco de la salida al mercado del número 1 de la revista Rock Hard han pasado ya 8 meses; tiempo suficiente para que la publicación se haya ganado un hueco en mi mesita de noche, y para que haya sido testigo del nacimiento de un hermanito. No el mío, por supuesto, que mis padres no están ya para esos trotes, si no el que han engendrado el tándem formado por Richard Royuela y Jordi Meya, artífices de, entre otras, Rock Zone, Rock Hard, y la recién llegada Rock Estatal. Mi enhorabuena. Aunque admito que no me muero de ganas por hacerle una visita a la criatura viendo quiénes ocupan la portada. En cualquier caso, con un nuevo magazine dedicado por entero a la escena nacional, ahora sólo queda esperar que en la Rock Hard reduzcan las páginas centrales -el encarte llamado Rock Duro-, y le cedan más espacio a formaciones internacionales, que a veces me cuelan a unos grupos (Reincidentes, Boikot, Fe de Ratas...) que, poco o nada, tienen que ver con los artistas que centran los artículos principales. Y que conste que no tengo nada en contra de estas bandas, pero, a mi parecer, el rock calimochero desentona bastante en una revista dedicada al Hard Rock y el Metal.

Cambio de tercio, que siempre me voy por las ramas, pero sigo dando palos. Como reza el encabezamiento del post, hoy me voy a centrar en Rock Star. Pero... ¿Qué es Rock Star? ¿Un programa radiofónico? ¿Un disco recopilatorio? Caliente, caliente... Rock Star es el nuevo intento por parte de Mariano Muniesa de evangelizar a las masas rockeras de este país, o mejor dicho, el Magazine que pretende ser 'la nueva referencia del rock'. Y no me lo invento, así reza la portada. Un portada, todo sea dicho, bastante horrorosa; más propia de un fanzine confeccionado por aficionados que por quienes, se supone, saben lo que se traen entre manos. Un diseño pobre, un eslógan que, visto el contenido, no sabes si se trata de una broma o de un ataque de megalomanía, una disposición de los titulares recargardísima y confusa (el logo de Metallica -¡mamma mia, con la tipografía de Pantera!- es casi tan grande como el de la propia revista)... En definitiva, de entrada la cosa hace presagiar lo peor. Pero no. Hay quien es capaz de superarse, y sólo hay que girar la página para encontrarse con un editorial repleto de tópicos recalcitrantes a más no poder. No lo voy a transcribir -que éstos son capaces de demandarme por reproducción ilícita-, pero si cito palabras como 'arma', 'lucha', 'apoyo', 'respeto' o 'nuestra música', es evidente por dónde van los tiros, ¿no? Pues del discurso paranoico-persecutorio de tufillo sindicalista que llevan vendiéndonos desde hace más de 20 años. Que si los enemigos del Rock nos hacen la vida imposible, que si somos unos marginados, blablabla... ¡Por favor, Mariano, vete a Nicaragua!

Pero la cosa no queda ahí. Puedo continuar hablando del sumario -que ocupa ¡dos páginas!-, de la sección de noticias -en la que se incluye la crónica de una feria dedicada al cultivo y el consumo del cannabis (?)-, de la calidad de las fotos -algunas parecen escaneadas, lo juro-, de la traducción al castellano del 'Heaven and Hell' de Black Sabbath, de los recuadros '¿sabías que...?' -que han fusilado directamente a la Rock Hard-, o de detalles tan cachondos como los comentarios que acompañan las instantáneas de Thunder... Por no hablar de las aburridas -y, en ocasiones, pésimamente redactadas- bios (de Metallica, de Def Leppard, de Angra...), de las siempre omnipresentes fotos del Muniesa chupando cámara, de la entrevista a dos bandas a Heaven&Hell (es increíble que, cuando ningún medio europeo ha tenido el privilegio de entrevistar a dos miembros de la banda, Rock Star, que acaba de salir al mercado, ya cuenta con los favores de promotores y discográficas para hacer lo propio con Ronnie Dio y Geezer Butler)... Y ya para acabar: ¡Ta-chán! ¡La sección de crítica de discos! Pasen y vean, damas y caballeros. Nada más y nada menos que 15 discos reseñados. ¡15! ¿No les parece increíble?
Mientras algunas revistas dedican hasta 15 páginas para repasar las novedades que aparecen mes a mes, Rock Star tiene los santos cojones de cubrir expediente con 15 raquíticas reseñas. Definitivamente, no vamos bien, no. Aunque este hecho, al parecer, tiene una explicación: según me ha contado un pajarito, el Muniesa anda peleado con todas las discográficas del país, lo cual repercute, por un lado, en que no le llegan discos promocionales; y, por otro, en que nadie quiere contratar sus servicios de publicidad. Y todos sabemos lo que pasa cuando no se insertan anuncios en una revista, ¿verdad? Pues que disminuye el presupuesto, se reducen los costes, baja la calidad, los colaboradores dejan de cobrar (esto es broma)... Que Dios me perdone, pero Rock Star es un chiste. Un chiste de los malos.

miércoles, 13 de junio de 2007

Ron Vudú (II)

Viernes 1 de Junio, BCN Apolo Sala [2]

En un mundo perfecto, las virtudes estarían repartidas de forma mucho más equitativa; pero la realidad demuestra que todo lo bueno resulta escaso, tan escaso como el oro, el uranio o la kriptonita. Hay quien lo tiene, y hay quien no. Es así de simple, no hay que darle más vueltas. Ron Vudú está en el primer grupo, y muchos otros en el segundo. ¿Qué le vamos a hacer? A todos nos gustaría que cualidades como hacerte vibrar en una actuación, dibujarte una sonrisa en la cara o insuflarte un soplo de vida estuviesen más extendidas, pero el que parte, reparte, y, quién sabe con qué propósito, la mediocridad y el aburrimiento son moneda corriente. Por fortuna, bandas como Ron Vudú están aquí para romper esa tónica imperante, por lo que sería de idiotas quedarse en casa y dejar pasar una de esas veladas llenas de magia que sólo se nos brindan cada cierto tiempo.

Ya han pasado más de dos años desde que escuché por primera vez temas como 'Siente' o 'Gracias', y, superada la prueba del tiempo, a estas alturas puedo asegurar que esos dos títulos me acompañarán el resto de mis días. Y aunque yo mismo me considero estar dentro de esa corriente que utiliza la palabra 'memorable' con demasiada ligereza, os aseguro que esta vez es así. Sólo espero que dentro de dos años pueda decir lo mismo de otras tantas de sus composiciones. Pero ésa es una historia que ya habrá tiempo de escribir. Lo más inmediato es que aquéllos que rockean desde lo más bajo del Baix Llobregat nos congregaron con motivo de la edición de su debut, 'Bailando en la Cuerda Floja', un disco cuya gira de presentación dio comienzo a finales de febrero siguiendo un periplo que llegó a su fin en Bilbao el sábado 2 de junio, precisamente el día después de su estreno en la Ciudad Condal. Y es que resulta alucinante lo que se llegan a mover estos tíos... No paran quietos ni un momento. Antes de recluirse en el estudio, anunciaron en su web que interrumpían momentáneamente su actividad sobre los escenarios para centrarse en la labor de grabación; pero en más de una ocasión rompieron su palabra para seguir ofreciendo bolos incendiarios a lo largo y ancho de la geografía nacional. Es lo que diferencia a unos y a otros, las ganas de llegar a más y más gente, poco a poco, con paciencia y tesón pero con la firme determinación de un halcón tras su presa.

Siendo Barcelona la capital más próxima a su centro de operaciones, era lógico que la presentación de 'Bailando...' se realizase por todo lo alto. Además, el hecho de tener cerca al plantel de invitados que han aportado su grano de arena en el disco hacía del todo impensable que los Vudú no recurriesen a ellos en el momento de la verdad. Un teclista, hasta tres coristas (entre ellos Sergio Martos, aka Lon Spitfire, quien les ha echado un cable en la producción del cd), y algún que otro special guest dieron un toque de distinción a un evento que así lo merecía. Incluso se vivieron instantes de confusión, como el momento en que un total de 10 personas ocuparon a la vez el escenario.

El show se inició, siguiendo un orden estricto, con las tres primeras canciones de su ópera prima: 'Pásame a Buscar', 'Las Maletas' y '¿Para Qué?'; a la que siguió la primera versión de la noche, el 'Hush' que ya versionaran los Purple al inicio de su carrera. A eso le llamo yo comenzar con buen pie. A partir de ahí, el resto del repertorio estuvo de lo más acertado, oscilando entre el hábil balance de los temas más conocidos, prescindiendo del habitual -pero no por ello cansino- solo de batería a cargo de Javi Pérez, e incorporando un par de novedades y un buen puñado de versiones que nos empaparon del espíritu de Lynyrd Skynyrd, Burning, Allman Brothers...
Óscar, con su habitual simpatía, logró meterse en el bolsillo hasta al más escéptico, demostrando que es un frontman con muchísimas tablas, y Alberto dejó boquiabierto a más de uno con los sonidos que es capaz de extraer de su guitarra. Ellos son la facción más visual de la banda, no hay duda, pero qué sería de ellos sin la base que proporciona el resto de miembros... Germán, como siempre, rebasando la eficacia en las rítmicas, Javi dándole de comer al motor, y un bajista -que todavía no me queda claro si es una nueva adquisición o es el anterior tras su paso por 'Cambio Radical'- que ejerció su papel con solvencia sobrada.

Tras 90 minutos de buenas vibraciones, y un final de fiesta con dos bises realmente extenuantes, la atmósfera festiva se prolongó una vez abandonamos el local y salimos a la calle, dispuestos a devorar la noche y lo que se nos pusiese por delante. Espero que mi situación me permita repitar pronto.

En cuanto a 'Bailando en la Cuerda Floja', el cd, si elegir un tema favorito me pone en un serio aprieto -por la concurrencia de candidatos-, no digo ya señalar algún desatino -que no lo hay-... Desde la portada y el diseño interior, todo me gusta en este disco. Se nota que los Vudú le han puesto mucho cariño a su retoño, cuidando todos los detalles, puliendo el sonido, las voces y los arreglos hasta el límite de darle la vuelta por completo a unos cuantos temas de su repertorio clásico. Sólo hay que prestar atención a los cambios que ha experimentado 'Gracias' (con unas guitarras casi sleaze en su versión maquetera) para calibrar la cantidad de horas que le han dedicado a su puesta de largo. Se han metido pianos, hammonds, secciones de viento,... todo lo que se puede esperar de una producción de lujo. ¿Las influencias? Intachables. The Faces, los Stones, las formaciones sureñas que tienes en mente,... Sin olvidar la selección de temas, muy equilibrada y muy bien dispuesta. Es increíble cómo discurren los once temas... como un suspiro, amigos. Las canciones se suceden de forma fluida, sin entorpecimientos que ralenticen el ritmo. Detalle, éste último, que aunque parezca gratuito, agradecemos quienes escuchamos muchos cd's; y es que a nadie se le escapa que, últimamente, es cada vez menos habitual toparse con un disco que invite a ser escuchado de cabo a rabo. Situación que, en más ocasiones de lo deseado, encubre una alarmante falta de buenas canciones; un reproche totalmente fuera de lugar en el caso de 'Bailando en la cuerda foja'.

martes, 12 de junio de 2007

The Doors

Still Open

Quería dedicarle unas palabras a The Doors desde hacía una buena temporada, y no, no fue la portada del Popu del mes pasado lo que me incitó a ello; lo que motivó mi interés se remonta un par de meses atrás en el tiempo; concretamente a mi paso por París a finales del pasado marzo. Y bueno, para qué os voy a engañar, de la capital francesa me sorprendieron muy gratamente sus calles, sus monumentos y demás, pero sería incapaz de confeccionar una lista de tres lugares de interés rockero. Cosa realmente absurda, por otra parte, porque París está muy lejos de ser New York o Los Angeles, pero allá donde voy siempre me empeño en intentar localizar alguna dirección que rockee. Sin que suene a reproche, tal vez si la compañía hubiese sido otra me hubiese adentrado en las entrañas de las Catacumbas parisinas, pero la idea de recorrer a pie varios kilómetros de pasadizos subterráneos rodeado de montones de huesos humanos es algo que no a todo el mundo seduce por igual. Desgraciadamente, las cuatro jornadas que pasé en la Ciudad de la Luz no dieron más que para chequear -no sin envidia- la agenda de conciertos (¡¡John Fogerty!! y ¡¡Buckcherry!!, quienes actuaban el día después de mi marcha, lástima), y visitar el cementerio de Pere-Lechaise, camposanto de obligada peregrinación puesto que allí, entre varias docenas de ilustres personalidades del mundo de la política, las ciencias y las artes, se halla el último reposo de James Douglas Morrison, más conocido por todos como Jim Morrison. Confieso que una vez allí, delante de esa pequeña parcela funeraria al cobijo de enormes panteones, no me vi ni mucho menos abrumado por la emoción, ni siquiera asaltado por algún sentimiento en particular. Yo es que para estas cosas soy un poco frío, la verdad... Lo único que me chocó fue constatar que la lápida de Jimbo es la única que cuenta con un servicio permanente de vigilancia. En cambio, un detalle que no había pasado por alto es que, diariamente, fans venidos de todos los rincones del mundo depositan en su tumba muestras de duelo y respeto. Flores, fotos, cartas de póker, cigarrillos, gafas de sol... Ofrendas espontáneas algunas, estudiadas muchas otras. En el momento de mi comparecencia no tenía a mano nada que valiese la pena ofrendar, así que hice las fotos de rigor y me marché. Qué más da; al fin y al cabo cada día limpian el lugar, así que el destino de todos esos objetos de veneración es el cubo de la basura.

Pero, para bien o para mal, mi insensibilidad no acaba ahí. A mi regreso a Barcelona me enfrasqué de lleno en la obra completa de los californianos, intentando ir más allá de sus sempiternos clásicos. No hubo manera. Como me ha sucedido con otras vacas sagradas (Pink Floyd, The Beatles, Rolling Stones...), el tiempo y esfuerzo invertidos indagando en sus canciones más oscuras se saldó con resultados poco satisfactorios. Algo comprensible si tenemos en cuenta que no conecto con algunos de sus temas considerados clásicos. Sólo tengo que escuchar el último recopilatorio aparecido al mercado, el que conmemora su 40º aniversario, para comprobar que de los 34 cortes incluidos apenas la mitad son capaces de mantenerme atento. El resto me aburre sobremanera.

El paso siguiente al intento frustrado de adentrarme en su discografía era volver a ver la cinta 'The Doors', y, esta tarde, por fin, mientras planchaba unas camisetas, me he puesto a la labor. De la película ya se ha hablado demasiado, así que no pienso alargarme con el tema; sólo comentaré que no concibo cómo se le pudo adjudicar un papel a la jodida Meg Ryan en un film de estas características. Y sí, ya sé que a muchos os resultará duro ver al bueno de Val Kilmer interpretando al Rey Lagarto, no lo pongo en duda, pero es que a la mentecata de la Ryan deberían haberle prohibido pisar un plató en el mismo instante que decidió presentarse a un cásting. ¿Qué clase de conjunción astral ha hecho posible que esta tipeja se haya labrado una carrera? Que alguien me lo explique, por favor, porque no logro entenderlo. Por desgracia, el despropósito del film no se limita a la presencia esta tipa. Nunca me he interesado por Morrison, Manzarek y compañía, jamás he leído una biografía suya ni nada parecido, así que no puedo decir si lo que se cuenta en la peli contradice, o no, lo que se ha escrito respecto a la banda; pero, según declaraciones de los tres miembros supervivientes, lo que Oliver Stone nos relata carece totalmente de fundamento. Que si el retrato que se hace de Morrison es demasiado simplista, que si sólo se centra en su figura y pasa del resto de componentes, bla, bla, bla... Sea como fuere, independientemente del grado de veracidad empleado en la redacción del guión, 'The Doors', la película, no es más que la manida historia de un rockstar que experimenta el auge y la -correspondiente- caída a base de alcohol, fornicio y droga, mucha droga. Un sermón que ya nos han explicado cien mil veces con anterioridad, y que a estas alturas a nadie le interesa, joder. Y menos viniendo de un cocainómano confeso como el puñetero Stone(d). Ya puestos, un detalle cachondo por su parte, dado su gusto por las conspiraciones gubernamentales (recordad 'J.F.K.'), es que en el tramo final de la película hubiese introducido un guiño a alguna de las absurdas teorías que tratan de explicar la muerte de Jimbo (mi preferida es la que coloca en el punto de mira a los manazas de la CIA). Eso al menos hubiese arrancado alguna sonrisa entre los espectadores.

Pero bueno, ya he hablado demasiado de la dichosa peliculita. Tal como he dejado entrever más arriba, jamás me he considerado fan de The Doors, y, aunque no soy de la opinión de Bible of the Devil -quienes aseguran que 'Jim Morrison es un idiota sobrevalorado'-, siempre he pensado que de pretenciosidad andaban más que sobrados nuestros protagonistas. Una apreciación imputable, por una parte, al nefasto influjo del biopic de marras (tanto misticismo indio de por medio acaba por joderle la tarde a cualquiera), y a la propia idiosincrasia de la banda, en la que se pueden encontrar motivos más que suficientes para cogerles un poco de tirria. Un lenguaje cargado de simbolismo, el peso de la influencia literaria, el halo de hermetismo... Se me hace bastante cargante, la verdad. Sin ser tan pedantes como Leonard Cohen, no hay duda que The Doors no resultan tan accesibles como su popularidad podría hacer suponer. Y que conste que no tengo nada en contra de quienes ostentan con orgullo su intelecto, pero cuando su discurso me llega en un envoltorio rockero sólo lo soporto en pequeñas dosis. De cualquier forma, hete aquí mi pequeño homenaje a aquél que, una noche de julio de 1971, se marchó de este mundo a la francesa, sin decir adiós. R.I.P.