Hay que ver cómo pasa el tiempo. Desde que me hiciera eco de la salida al mercado del número 1 de la revista Rock Hard han pasado ya 8 meses; tiempo suficiente para que la publicación se haya ganado un hueco en mi mesita de noche, y para que haya sido testigo del nacimiento de un hermanito. No el mío, por supuesto, que mis padres no están ya para esos trotes, si no el que han engendrado el tándem formado por Richard Royuela y Jordi Meya, artífices de, entre otras, Rock Zone, Rock Hard, y la recién llegada Rock Estatal. Mi enhorabuena. Aunque admito que no me muero de ganas por hacerle una visita a la criatura viendo quiénes ocupan la portada. En cualquier caso, con un nuevo magazine dedicado por entero a la escena nacional, ahora sólo queda esperar que en la Rock Hard reduzcan las páginas centrales -el encarte llamado Rock Duro-, y le cedan más espacio a formaciones internacionales, que a veces me cuelan a unos grupos (Reincidentes, Boikot, Fe de Ratas...) que, poco o nada, tienen que ver con los artistas que centran los artículos principales. Y que conste que no tengo nada en contra de estas bandas, pero, a mi parecer, el rock calimochero desentona bastante en una revista dedicada al Hard Rock y el Metal.
Pero la cosa no queda ahí. Puedo continuar hablando del sumario -que ocupa ¡dos páginas!-, de la sección de noticias -en la que se incluye la crónica de una feria dedicada al cultivo y el consumo del cannabis (?)-, de la calidad de las fotos -algunas parecen escaneadas, lo juro-, de la traducción al castellano del 'Heaven and Hell' de Black Sabbath, de los recuadros '¿sabías que...?' -que han fusilado directamente a la Rock Hard-, o de detalles tan cachondos como los comentarios que acompañan las instantáneas de Thunder... Por no hablar de las aburridas -y, en ocasiones, pésimamente redactadas- bios (de Metallica, de Def Leppard, de Angra...), de las siempre omnipresentes fotos del Muniesa chupando cámara, de la entrevista a dos bandas a Heaven&Hell (es increíble que, cuando ningún medio europeo ha tenido el privilegio de entrevistar a dos miembros de la banda, Rock Star, que acaba de salir al mercado, ya cuenta con los favores de promotores y discográficas para hacer lo propio con Ronnie Dio y Geezer Butler)... Y ya para acabar: ¡Ta-chán! ¡La sección de crítica de discos! Pasen y vean, damas y caballeros. Nada más y nada menos que 15 discos reseñados. ¡15! ¿No les parece increíble?
Mientras algunas revistas dedican hasta 15 páginas para repasar las novedades que aparecen mes a mes, Rock Star tiene los santos cojones de cubrir expediente con 15 raquíticas reseñas. Definitivamente, no vamos bien, no. Aunque este hecho, al parecer, tiene una explicación: según me ha contado un pajarito, el Muniesa anda peleado con todas las discográficas del país, lo cual repercute, por un lado, en que no le llegan discos promocionales; y, por otro, en que nadie quiere contratar sus servicios de publicidad. Y todos sabemos lo que pasa cuando no se insertan anuncios en una revista, ¿verdad? Pues que disminuye el presupuesto, se reducen los costes, baja la calidad, los colaboradores dejan de cobrar (esto es broma)... Que Dios me perdone, pero Rock Star es un chiste. Un chiste de los malos.