Viernes 1 de Junio, BCN Apolo Sala [2]
En un mundo perfecto, las virtudes estarían repartidas de forma mucho más equitativa; pero la realidad demuestra que todo lo bueno resulta escaso, tan escaso como el oro, el uranio o la kriptonita. Hay quien lo tiene, y hay quien no. Es así de simple, no hay que darle más vueltas. Ron Vudú está en el primer grupo, y muchos otros en el segundo. ¿Qué le vamos a hacer? A todos nos gustaría que cualidades como hacerte vibrar en una actuación, dibujarte una sonrisa en la cara o insuflarte un soplo de vida estuviesen más extendidas, pero el que parte, reparte, y, quién sabe con qué propósito, la mediocridad y el aburrimiento son moneda corriente. Por fortuna, bandas como Ron Vudú están aquí para romper esa tónica imperante, por lo que sería de idiotas quedarse en casa y dejar pasar una de esas veladas llenas de magia que sólo se nos brindan cada cierto tiempo.
Ya han pasado más de dos años desde que escuché por primera vez temas como 'Siente' o 'Gracias', y, superada la prueba del tiempo, a estas alturas puedo asegurar que esos dos títulos me acompañarán el resto de mis días. Y aunque yo mismo me considero estar dentro de esa corriente que utiliza la palabra 'memorable' con demasiada ligereza, os aseguro que esta vez es así. Sólo espero que dentro de dos años pueda decir lo mismo de otras tantas de sus composiciones. Pero ésa es una historia que ya habrá tiempo de escribir. Lo más inmediato es que aquéllos que rockean desde lo más bajo del Baix Llobregat nos congregaron con motivo de la edición de su debut, 'Bailando en la Cuerda Floja', un disco cuya gira de presentación dio comienzo a finales de febrero siguiendo un periplo que llegó a su fin en Bilbao el sábado 2 de junio, precisamente el día después de su estreno en la Ciudad Condal. Y es que resulta alucinante lo que se llegan a mover estos tíos... No paran quietos ni un momento. Antes de recluirse en el estudio, anunciaron en su web que interrumpían momentáneamente su actividad sobre los escenarios para centrarse en la labor de grabación; pero en más de una ocasión rompieron su palabra para seguir ofreciendo bolos incendiarios a lo largo y ancho de la geografía nacional. Es lo que diferencia a unos y a otros, las ganas de llegar a más y más gente, poco a poco, con paciencia y tesón pero con la firme determinación de un halcón tras su presa.
Siendo Barcelona la capital más próxima a su centro de operaciones, era lógico que la presentación de 'Bailando...' se realizase por todo lo alto. Además, el hecho de tener cerca al plantel de invitados que han aportado su grano de arena en el disco hacía del todo impensable que los Vudú no recurriesen a ellos en el momento de la verdad. Un teclista, hasta tres coristas (entre ellos Sergio Martos, aka Lon Spitfire, quien les ha echado un cable en la producción del cd), y algún que otro special guest dieron un toque de distinción a un evento que así lo merecía. Incluso se vivieron instantes de confusión, como el momento en que un total de 10 personas ocuparon a la vez el escenario.
El show se inició, siguiendo un orden estricto, con las tres primeras canciones de su ópera prima: 'Pásame a Buscar', 'Las Maletas' y '¿Para Qué?'; a la que siguió la primera versión de la noche, el 'Hush' que ya versionaran los Purple al inicio de su carrera. A eso le llamo yo comenzar con buen pie. A partir de ahí, el resto del repertorio estuvo de lo más acertado, oscilando entre el hábil balance de los temas más conocidos, prescindiendo del habitual -pero no por ello cansino- solo de batería a cargo de Javi Pérez, e incorporando un par de novedades y un buen puñado de versiones que nos empaparon del espíritu de Lynyrd Skynyrd, Burning, Allman Brothers...
Óscar, con su habitual simpatía, logró meterse en el bolsillo hasta al más escéptico, demostrando que es un frontman con muchísimas tablas, y Alberto dejó boquiabierto a más de uno con los sonidos que es capaz de extraer de su guitarra. Ellos son la facción más visual de la banda, no hay duda, pero qué sería de ellos sin la base que proporciona el resto de miembros... Germán, como siempre, rebasando la eficacia en las rítmicas, Javi dándole de comer al motor, y un bajista -que todavía no me queda claro si es una nueva adquisición o es el anterior tras su paso por 'Cambio Radical'- que ejerció su papel con solvencia sobrada.
Tras 90 minutos de buenas vibraciones, y un final de fiesta con dos bises realmente extenuantes, la atmósfera festiva se prolongó una vez abandonamos el local y salimos a la calle, dispuestos a devorar la noche y lo que se nos pusiese por delante. Espero que mi situación me permita repitar pronto.
En cuanto a 'Bailando en la Cuerda Floja', el cd, si elegir un tema favorito me pone en un serio aprieto -por la concurrencia de candidatos-, no digo ya señalar algún desatino -que no lo hay-... Desde la portada y el diseño interior, todo me gusta en este disco. Se nota que los Vudú le han puesto mucho cariño a su retoño, cuidando todos los detalles, puliendo el sonido, las voces y los arreglos hasta el límite de darle la vuelta por completo a unos cuantos temas de su repertorio clásico. Sólo hay que prestar atención a los cambios que ha experimentado 'Gracias' (con unas guitarras casi sleaze en su versión maquetera) para calibrar la cantidad de horas que le han dedicado a su puesta de largo. Se han metido pianos, hammonds, secciones de viento,... todo lo que se puede esperar de una producción de lujo. ¿Las influencias? Intachables. The Faces, los Stones, las formaciones sureñas que tienes en mente,... Sin olvidar la selección de temas, muy equilibrada y muy bien dispuesta. Es increíble cómo discurren los once temas... como un suspiro, amigos. Las canciones se suceden de forma fluida, sin entorpecimientos que ralenticen el ritmo. Detalle, éste último, que aunque parezca gratuito, agradecemos quienes escuchamos muchos cd's; y es que a nadie se le escapa que, últimamente, es cada vez menos habitual toparse con un disco que invite a ser escuchado de cabo a rabo. Situación que, en más ocasiones de lo deseado, encubre una alarmante falta de buenas canciones; un reproche totalmente fuera de lugar en el caso de 'Bailando en la cuerda foja'.