viernes, 27 de junio de 2008

Opeth

Si la cosa no va a más en el futuro, Opeth se encuentra ahora mismo en la que será la etapa más dulce de su historia. Apariciones en prensa por doquier, amplio reconocimiento de crítica y fans, ventas que se disparan... Dudo mucho que algún día lleguen a conquistar al gran público, pero se hace patente que los suecos están en su punto álgido de popularidad; y eso que la suya es una de las propuestas más oscuras y siniestras dentro del Metal actual. Aunque, dicho sea de paso, y sin ánimo de menospreciar a nadie, catalogarles como simple banda metálica me parece un error. No por nada sus influencias recorren el camino transitado por las grandes bandas del rock progresivo de los 70, el folk psicodélico y decenas de estilos musicales de lo más variopinto (sin olvidar el metal más extremo, por supuesto).

Su nuevo disco, 'Watershed', el noveno de su dilatada discografía de estudio, es un ejemplo de versatilidad elevado a la máxima potencia, una obra que, si se persigue descubrir todos los matices que atesora, obliga a dedicarle más horas de escucha y prestarle más atención de lo que es habitual en cualquier disco convencional.

Desde el inicio con la balada 'Coil', con dueto de voz femenina que te pondrá la piel de gallina, hasta el desenlace con la épica oriental de 'Hex Omega', la música que nos ofrece Mikael Åkerfeldt, líder y principal compositor de la formación, es de un contraste inusual; una propiedad que se subraya tras escuchar, por ejemplo, 'Heir Apparent', un tema en el que se intercalan pasajes atmosféricos de una belleza instrumental extasiante con el brutal death más primitivo y tenebroso. Así son ellos de contradictorios.

Es difícil elegir un tema por encima de otro, pero a mi gusto sobresale por méritos propios 'The Lotus Eater', una odisea que roza los 9 minutos de duración y que contiene la mayor concentración de cambios de tempo por minuto que se haya podido escuchar en mucho tiempo. Puro onanismo instrumental al servicio de las sensaciones auditivas más exquisitas. Aunque si de exquisitez hablamos, nada como 'Burden'. De ensueño.

Si tienes intención de agenciarte 'Watershed' deberías saber que circula una edición ampliada, con un artwork diferente y unas cuantas golosinas hechas canción, entre las que se incluyen un 'Derelict Herds' que es puro Dream Theater (sin contar las partes demoníacas, claro), y un par de versiones: una de Robin Trower, y otra, 'Den Standiga Resan' de Marie Fredriksson, una balada acústica cantada en sueco que es una auténtica delicia.