Bienvenidos a su república independiente
Hace bastante tiempo que los últimos discos de The Hellacopters, por reiterativos, me aburren; sus directos, en cambio, lo han hecho siempre, desde aquella lejana primera vez que los vi (aquella noche los teloneros The Hives se llevaron el gato al agua con su show macarra). Por otra parte, lo que alguno de los miembros de los 'Copters ofrece en solitario, lejos de las rígidas directrices que encorsetan la evolución de la formación madre, me entusiasma bastante más. Y no me refiero al proyecto en el que se ha embarcado últimamente su líder Nick Royale (dos insulsos discos de black metal gracias a los cuales ha vuelto a colocarse tras la batería), sino al de su compañero a las seis cuerdas, Robert “Strings” Dahlqvist, quien, acompañado de sus Thunder Express, ha grabado un disco de rock'n'roll realmente atemporal, repleto de clasicismo y elegancia setentera.
Hace bastante tiempo que los últimos discos de The Hellacopters, por reiterativos, me aburren; sus directos, en cambio, lo han hecho siempre, desde aquella lejana primera vez que los vi (aquella noche los teloneros The Hives se llevaron el gato al agua con su show macarra). Por otra parte, lo que alguno de los miembros de los 'Copters ofrece en solitario, lejos de las rígidas directrices que encorsetan la evolución de la formación madre, me entusiasma bastante más. Y no me refiero al proyecto en el que se ha embarcado últimamente su líder Nick Royale (dos insulsos discos de black metal gracias a los cuales ha vuelto a colocarse tras la batería), sino al de su compañero a las seis cuerdas, Robert “Strings” Dahlqvist, quien, acompañado de sus Thunder Express, ha grabado un disco de rock'n'roll realmente atemporal, repleto de clasicismo y elegancia setentera.
Si bien su anterior entrega, el insípido 'We Play For Pleasure' (2004), apuntaba ciertas maneras, con su continuación en la mano aquél sale realmente malparado, incapaz de soportar el embiste que supone la atroz comparación. Valga escuchar cortes como las contagiosas 'Republic Disgrace', 'New York Gold' o 'Pick It Up', medios tiempos tan exquisitamente compuestos como 'Leaving With Ease' y 'Everybody Knows About a Broken Heart', esa soberbia pieza de country-rock que lleva por nombre 'Matrimonion' o el corte final, un inclasificable 'Panic' que -como muy acertadamente opinan por ahí- desprende un tufillo pinkfloydiano incuestionable. El resto de temas, algo por debajo de los expuestos, siguen en cierto modo la estela de la banda que le da para pagar las facturas, pero con más frescura. Ahí están para confirmarlo 'Switch' o 'Vegas', dos temas que pondrían patas arriba cualquier sala de conciertos.
De todo esto se desprende que el corazón de esta aventura paralela del rubio guitarrista late con mucha más fuerza que los últimos discos de The Hellacopters. Algo me dice que es aquí, en Thunder Express, donde Mr. Strings deja fluir sus auténticas inclinaciones musicales, rindiendo tributo a sus heroes personales pero, a su vez, aportando una identidad propia. Sin ir más lejos, él mismo se ha encargado de poner voz a los 11 cortes que componen este 'Republic Disgrace', dando rienda suelta a un talento vocal superior -a mi gusto- al de su compadre Royale. Que los demás aprendan.
Lo mismo es que soy incapaz de entender de qué carajo va 'Libertad'. ¿De librarse de unas ataduras (el hard-rock) que parecen agobiarles con los años? ¿De dar rienda a otras sonoridades? ¿De dejarle todo el trabajo a Scott Weiland? ¿De hacer lo que les sale de la polla porque son estrellas del rock? Supongo que en alguna entrevista intentarán dar algo de luz a estas cuestiones con declaraciones que les reafirmen en esta nueva dirección y tal, y tal... Al carajo, me cuesta creer que Duff y Slash estén involucrados en VR por razones que no sean las estrictamente económicas. ¡Si incluso comercian con sus adicciones, aireando trapos sucios en bochornosos video-clips! Tal vez ellos se sientan cómodos haciendo este tipo de música; yo, por el contrario, me incomodo escuchando unos temas interpretados por unos tipos que sé que pueden darme mucho más.
Resulta curioso constatar que las dos baladas que aparecen en el disco ('Glad to Be Alone' y 'Seawinds') no estén interpretadas por el señor Udo Dirkschneider, quien (y es un suponer), tal vez por entonces se sentía inseguro de sus posibilidades vocales. Quien sabe qué secreto se esconde tras esas ausencias... Tuvieron que grabar otro disco, el irregular y mediocre 'I am a Rebel', para que Udo por fin encarase una composición algo más pausada de lo habitual. Ocurrió en su primera obra maestra, 'Breaker', con la correcta'Can't Stand the Night'; aunque los mejores frutos no brotarían hasta el LP 'Balls to the Wall', con la grabación de esa estupenda joya titulada 'Winterdreams'.
Pero el juego que va a marcar la diferencia en esta nueva modalidad de entretenimiento será 'Rock Band', un innovador simulador musical desarrollado por Harmonix (el mismo equipo de programación de la saga Guitar Hero), que verá la luz el próximo noviembre para las consolas Playstation3 y XBox 360. Sus novedades no serán pocas: se contará con la posibilidad de descargar nuevos temas a través de internet; podrás montar tu propia banda; y, además de la habitual guitarra, también se podrá tocar el bajo, la batería, e incluso la propia voz, requiriéndose para ello de una serie de mandos periféricos diseñados en exclusiva para el juego. Es más, un acuerdo con Fender Musical Instruments Corporation va a hacer posible que el periférico-guitarra tenga la misma forma que el clásico modelo Stratocaster, lo que sin duda aportará un toque de distinción a nuestras partidas. De momento los grupos anunciados pasan por The Who, Nirvana y Metallica, una lista que está ampliándose en estos momentos en base a acuerdos con los sellos más importantes de la industria. El desembolso a lo bestia está garantizado.