Gracias a la gentileza de un amigo -que prefiere mantenerse anónimo-, ayer pasé más de dos horas en compañía de la última encarnación de Black Sabbath, Heaven&Hell, o, lo que es lo mismo, los cuatro vejestorios que el año pasado protagonizaron uno de los retornos más inesperados del Heavy Metal y que, según recientes declaraciones de Tony Iommi a la prensa americana, posiblemente alumbre una nueva obra el próximo 2008.
¡Qué cosa! Si la memoria no me falla, en todas las entrevistas que concedieron en su momento, todos y cada uno de los miembros interrogados coincidían en un punto: Heaven&Hell era un proyecto aislado en el tiempo que no tendría continuidad en el futuro. Por lo visto, tal como aseguró Geezer Butler en This Is Rock, el hecho que los miembros de la banda hayan viajado por separado durante todo el tour ha imposibilitado la reaparición de viejas fricciones entre los señores Iommi y Dio. Aunque, muy posiblemente, el factor determinante para este cambio de parecer tenga mucho que ver con otro señor: Don Dinero. Y es que, a razón de los numerosos sold-outs que han cosechado a lo largo de la gira, a nadie se le escapa que éste ha sido uno de los tours más exitosos del año y que sería de idiotas no seguir estrujando las tetas de la vaca.
Elucubraciones al margen, la realidad más inmediata es que, fruto de esa gira, ha visto a la luz uno de los documentos más ansiados por todos los amantes de la etapa de Dio en Black Sabbath. Con una presentación de lujo, la edición limitada de 'Live From Radio City Music Hall' cuenta con dos discos de audio y un completo dvd que recogen un set de quince temas. El set, por cierto, no depara grandes sorpresas; algo lógico si tenemos en cuenta que Dio solamente prestó su voz en tres álbumes de estudio, apenas una treintena de composiciones sumando las tres nuevas canciones que grabaron el año pasado con motivo de la edición del recopilatorio 'The Dio Years'. No faltan 'The Mob Rules', 'Children of the Sea', 'Lonely is the Word' ni 'Neon Knights' (aquí, al contrario que en 'Live Evil', cerrando el set), aunque a mi juicio, una canción que realmente se echa de menos es 'Country Girl', una de las más solicitadas por parte de sus seguidores a tenor de los comentarios de algunos fans incluidos en el apartado de extras.
Como se ve en las capturas siguientes, el marco del evento es inmejorable. Un escenario de estilo románico, recreando la fachada de un castillo, con verjas a ambos lados del kit de batería y tres ventanales sobre los que se proyectan imágenes, y un juego de luces que proporciona, por momentos, una iluminación más evocadora que reveladora. ¡No por nada estamos ante los Reyes de la Oscuridad! Y qué decir de ellos... Dio está pletórico, como siempre, alcanzando todas las notas sin problema alguno de espalda (no como el Metal God, que acompaña cada alarido con un pronunciado encorvamiento) y lanzando manos cornudas a diestro y siniestro. Geezer y Iommi, mucho más estáticos, se muestran también más sobrios, totalmente concentrados en sus instrumentos. Y Vinny, el fuertecito, aporrea con fuerza y precisión su batería, sometiéndose al tempo de la canción con habilidad y entusiasmo. Lástima que aburra en la parte central de la filmación con un insulso solo que, se mire como se mire, no hay por donde cogerlo.
Ya para acabar, aclaro que el subtítulo no se me ha ocurrido mientras me tomaba unos copazos de brandy, sino porque un vistazo al público que abarrota el impresionante auditorio del Radio City Music Hall deja las cosas bien claras: estamos ante un campo de nabos. Y bien maduritos, por cierto. Una pena porque a servidor le gusta que entre la concurrencia siempre haya alguna flamenca que quiera protagonizar su particular momento 'titty-cam' y haga bien en enseñarnos las tetas. Pero, para bien o para mal, esta banda tiene poco que ver con KISS o Mötley Crüe, así que no queda más remedio que buscar en otra parte la ración de peras. Mi gozo en un pozo.