Me gusta menos ausentarme del blog que a vosotros visitarlo y comprobar que todavía no lo he actualizado, pero así están las cosas. Aunque, si de demora hablamos, un individuo que también merece un pequeño empujón es, aparte del amigo Axl, el colega Baz. Y no hablo de mí mismo (demasiadas muestras de egocentrismo he dado últimamente por aquí), sino de Sebastian Bach, el ex-voceras de Skid Row. Y es que el bueno del Sebas llevaba anunciando la continuación a su debut en solitario desde tiempos inmemoriales, concretamente desde 1999, año en que vio la luz 'Bring'em Bach Alive!', una suerte de greatest hits grabado en directo, y ampliado con cinco nuevas composiciones de estudio, de las cuales ni una sola podía mirar de tú a tú a los temas clásicos de su antaño fidedigna formación. Y debo recalcar lo de 'antaño' porque, ya desde los tiempos de 'Subhuman Race', la caída en picado de las composiciones de Skid Row ha alcanzado un nivel tan bajo que raya lo vergonzoso. Si 'Thickskin' era prácticamente infumable, lo que hicieron el año pasado con 'Revolutions Per Minute' alcanza cotas inimaginables, de verdad (cuando recibí la promo me vi incapaz de dedicarles una reseña ante la imposibilidad de destacar algo positivo de aquel despropósito). Y lo más chocante de todo es que, en su momento, los todavía en activo Snake y Bolan (con la puntual colaboración de nuestro rubio protagonista), engendraron algunos de los himnos rockeros definitivos de los 80s. Una lástima y un claro ejemplo de que, en ocasiones, la división de talentos no tiene por qué dar buenos frutos por separado.
Pero como no me gusta dar nada por perdido a destiempo, espero tener que tragarme la frase anterior cuando de aquí a un mes, concretamente el 20 de noviembre, se ponga a la venta 'Angel Down', el segundo disco en solitario de Mr. Bach. Y es que, a pesar de la reticencia que suscita contar con un debut tan endeble, no negaré que guardo no pocas expectativas en este lanzamiento. De momento, y no es poco, el factor mediático está de su parte; y es que contar con la aportación vocal de todo un Axl Rose en tres de los cortes del álbum ('Love is a Bitchslap', 'Stuck Inside' y una versión del clásico de Aerosmith 'Back In The Saddle') es un lujo del que pocos pueden presumir. Aunque -y juro que no pretendo echar más leña al fuego, válgame Dios-, no se puede ignorar el hecho que quizás esos duetos se conviertan finalmente en el testamento musical de W.A.R. (por mucho que recientemente se haya anunciado la, al parecer, definitiva fecha de publicación del jodido 'Chinese Democracy').