Hace un par de meses, como ya hice constar en el post dedicado al film 'Spun', me topé con la banda sonora de 'Tenacious D and the Pick of Destiny', y tras un par de escuchas supe que el siguiente paso era ver la película de marras. Yen el momento que tomé esa determinación una imagen alumbró mi mente: en un número de la revista Cinemanía aparecía el anuncio del inminente estreno de la cinta, aquí rebautizada como 'Tenacious D: Dando la Nota'. Sumé dos y dos y llegué a la conclusión que, si se había estrenado el 27 de julio, por narices que ya estaría disponible en dvd. Falso. La película finalmente no asaltó las pantallas. Mi gozo en un pozo. Por fortuna, según informan algunas webs, tiene previsto su estreno el próximo 11 de enero de 2008. Crucemos los dedos para que en el reparto de doblaje no figure el subnormal que dobló a Black en 'Escuela de Rock' (me niego a escribir su nombre en este sagrado blog).
Pero a medida que me metía a fondo en el soundtrack mi paciencia se agotaba. Había que recurrir a la dichosa mula. Y sí, allí di con ella. En inglés, eso sí, pero con subtítulos en español-argentino. Y a partir de ahí se me abrió un nuevo mundo. Porque si 'Headbanger's, a metal journey' es el documental definitivo del Heavy Metal, 'Tenacious D and the Pick of Destiny' es la madre, el hijo y el espíritu santo de las películas dedicadas al género metálico. Olvídate del puto 'Rock Star' de Mark Wahlberg y demás exabruptos, colega, y sumérgete de lleno en la deliciosa chabacanería pedorra y fumeta de Jack Black y Kyle Gass, los descacharrantes metal gods con el peor look de la historia del Rock. La trama es lo de menos (la búsqueda de una púa que confiere habilidades extras a quien la empuña -Angus Young, Jimi Hendrix y Eddie Van Halen contaron con su ayuda, según nos cuentan-); la gracia está en las letras de las canciones, las esperpénticas situaciones y el desfile de cameos (Meat Loaf, Dio, Texas Terri, Ben Stiller, Tim Robbins, Dave Grohl,...).http://www.youtube.com/watch?v=2ZrkaY_qAsU
http://www.youtube.com/watch?v=RJS86PRDbm8
Y si os gustan los videojuegos al estilo 'Guitar Hero', otro link que hará vuestras delicias:
http://php.tenaciousd.com/site.html

A pesar de que, desde su aparición, jamás he sentido demasiado apego hacia esa corriente del death metal denominada 'de sonido Goteborg', la cobertura que están teniendo últimamente los suecos Arch Enemy me ha puesto difícil resistirme a prestarles un mínimo de atención. Así, 'Rise of the Tyrant', su último lanzamiento, ha servido de excusa para volver a intentar adentrarme en otra de esas corrientes pasajeras que tantos adeptos captan a la que se les da un poco de bombo y platillo. Cuatro han sido las escuchas; y qué queréis que os diga... A menos que en el futuro los nórdicos cambien de vocalista -o que la actual, Angela Gossow, incorpore nuevos registros-, muy probablemente ésta habrá sido la última oportunidad que le doy al subgénero. ¡Y mira que con este disco han estado cerca de convencerme! Y es que en 'Rise of the Tyrant' no faltan canciones ni buenas ideas. Por ejemplo, el sonido de las guitarras es de los que tiran de espaldas, los arreglos clásicos de regusto barroco demuestran que Michael Amott sigue en plenas facultades (a pesar de que sus últimos discos con Spiritual Beggars no me acaban de entusiasmar), hay momentos que me recuerdan a los Kreator más primitivos y otros que me devuelven a la cabeza a los Opeth de su segunda etapa, los coros de 'The Great Darkness' son capaces de hacerte creer que el Advenimiento del Anticristo está próximo... pero uno de los aspectos que más valoro en una banda, la voz, me hace aguas al cuarto o quinto tema. Y sí, de acuerdo, Max Cavalera, Mille Petrozza o Lemmy no son precisamente un prodigio de versatilidad vocal, pero el caso de Angela es similar al de Jeff Walker (Carcass): sus voces se me atragantan con demasiada celeridad.
Pero el motivo por el que me he decidido a dedicar un post a Arch Enemy no tiene nada que ver con la música. Rotundamente no. Por primera vez en este blog, lo que viene a continuación me emparenta más con el Lecturas o cualesquiera de las revistas que lees en el barbero (sí, sí, no disimules, que estás hecho un marujón de cuidao) que con el Ruta o el Popu, pero hoy me he levantado con ganas de chismorreo y nada me va a detener hasta que vea cumplido mi objetivo. Y bien... La razón de dedicarles una entrada a estos deathmetaleros es -como no podría ser de otra forma a la que se le echa un vistazo a las recientes fotos de la señorita Gossow- para hablar de cirugía estética. Ay, la maldita cirugía estética... Si hasta hace unos años la edad, la maternidad y la droja eran los principales agentes de desgaste de las tiernas jovencitas, ahora hay que sumar el terrible daño que provoca esta práctica tan matarife, convirtiendo en antinaturales lo que antaño eran unas tetas pequeñitas -pero graciosas y manejables-, o desfigurando hasta límites monstruosos las, ya de por sí, poco agraciadas jetas de las afectadas.
Supongo que el haber visionado varias temporadas completas del serial televisivo 'Nip/Tuck' (aka 'A golpe de bisturí') me habrá proporcionado cierto ojo clínico, pero creo no equivocarme al afirmar que a la dichosa Angela (de belleza algo complicada, todo hay que decirlo) le han hecho más remiendos en la cara que a la novia de Frankenstein en todo el cuerpo. No sé... esos labios entumecidos, esa naricilla de punta redondeada, esos prominentes pómulos de aspecto gomoso... Una de dos: o en las fotos promocionales se han excedido con el Photoshop o esta chica ha pasado varias veces por el quirófano para hacerse unos cuantos arreglillos... Arreglillos que, a mi parecer, no han hecho más que borrarle todo atisbo de expresividad humana para convertirla en un gato de escayola en standby.
Ésta de aquí arriba es una instantánea tomada hace unos cuantos años de la susodicha en compañía de otra de las 'grandes' gargantas femeninas europeas: la alpina Cristina Scabbia de Lacuna Coil. Si ellas me lo permiten, yo les recomendaría que, de optar por abandonar sus respectivas carreras musicales -sin dar de lado el mundo de la farándula-, se pusiesen en contacto con el bueno de Christophe Clark. Estoy seguro que, siendo como son un par de mujeres todoterreno, el tipo les encontraba un papelito en alguno de sus acalorados videos. Apuesto que todos apreciaríamos mucho mejor las habilidades bucales de la pareja con esa nueva ocupación.
Servidor, que no es ni de lejos un stoniano de pro (a pesar de haber acudido religiosamente a su gira Forty Licks o haberme leído una biografía ¡escrita por Mariano Muniesa!), está muy pez en el tema como para recomendar el visionado de este dvd a los fans más acérrimos -que lo mismo lo consideran una pérdida de tiempo-, pero para quienes -como yo- han mantenido un contacto con Sus Satánicas Majestades de lo más superficial, resulta curioso ver y oir las declaraciones de profesores y antiguos compañeros de colegio (todos coinciden en que era un alumno modélico), fotógrafos de la banda, agentes de publicidad, guardaespaldas, incluso la ex-novia de Brian Jones, o Giorgio Gomelski, el primer mánager de los Stones en sus tiempos de banda de pub. Todo ello aderezado, cómo no, con imágenes de archivo del concierto de Altamont, el funeral de Brian Jones y escenas de la boda de Mick con Bianca. También es interesante echar un vistazo al local donde comenzaron su andadura musical los Stones, o la primera aparición televisiva de un jovencísimo Jagger, en el cual podemos verle escalando (!) una pared de roca con ayuda de una cuerda.
Pero ya está bien de buscar un culpable. Es hora de meterme en el bolsillo el maldito dedo acusador y pasar a hablaros del debut (y digo debut porque el proyecto compartido Serart no cuenta como tal) del armenio más internacional de la historia del Rock. 'Elect the Dead' es el título de su ópera prima, un disco en el que, a excepción de un par de cables que le han echado a las baterías, todo se lo ha guisado él solito; incluida la producción. Y ahí es donde, a mi juicio, ha metido la gamba. Y sí, de acuerdo, tras haber soportado tantísima mierda de la mano de Daron Malakian, su contrapunto en SOAD, nuestro hombre tiene todo el derecho a hacer las cosas a su own way, con total libertad, pero el resultado obtenido se me antoja un disco necesitado de un productor de oficio que lime asperezas y dote al sonido de una mayor grandilocuencia. Asperezas en cuanto a la escasa presencia de guitarras eléctricas en los pasajes más agresivos y a la duración de algunos temas (excesiva en 'Feed Us', 'Saving Us' y 'Praise the Lord and Pass the Ammunition'), y una mayor grandilocuencia dado que el carácter operístico del material así lo requiere.