La Lengua de la Aristocracia
Desde chavalito he sido una rata de biblioteca de muy señor mío, un bookworm de tomo y lomo, un primo lejano de Peter Parker; pero mientras en aquellos años el templo del saber no era más que el punto de encuentro con el resto de nerds de mi clase y donde me proveía de las historietas de Tintín, Asterix o Lucky Luke, en la actualidad es fuente de enriquecedores hallazgos rockeriles: bandas sonoras con jugosos temas inéditos, álbumes originales, dvds de conciertos, libros perdidos en el túnel del tiempo, documentales, biografías, prensa musical de los 70s y 80s, etc. Siempre que me dejo caer por allí paso más tiempo del inicialmente previsto, pero es que soy incapaz de resistirme a rebuscar entre los estantes o repasar los folletos que informan de las últimas adquisiciones en música, novela, películas o cómics. Me ocurre lo mismo que al internarme en una tienda de discos: pierdo la noción del tiempo. Y aunque soy plenamente consciente que entre esas paredes no voy a dar con lo último de Hermano o Serj Tankian, de vez en cuando me llevo gratas sorpresas (libros que aúnan el rock con Satanás, conciertos de Springsteen o Neil Young, documentales centrados en la historia del blues) o, como mínimo, se me pone a tiro material inicialmente válido para saciar mi curiosidad (lo último ha sido 'Year Zero' de NIN -todo un peñazo para mis orejas, por cierto-).
En las últimas semanas me ha dado por tomar prestados los documentales del History Channel centrados en relevantes figuras de la historia: Mussolini, Malcolm X, Bin Laden, Sigmund Freud, Henry Ford... Interesantes documentos que analizan las trayectorias vitales de personas que, por razones ligadas al mundo de la economía, la política o las ciencias, han dejado huella para la posteridad. Por eso mismo, tras presenciar el ascenso y posterior declive de Il Duce, ser testigo de los mítines del controvertido líder negro, o enterarme de los tejemanejes del autor del 11-S con la CIA, poco podía imaginarme que la siguiente personalidad en ser destripada sería la de otro personaje no menos terrorífico (al menos a los ojos de los protectores progenitores de la década de los 60): Mick Jagger.
Servidor, que no es ni de lejos un stoniano de pro (a pesar de haber acudido religiosamente a su gira Forty Licks o haberme leído una biografía ¡escrita por Mariano Muniesa!), está muy pez en el tema como para recomendar el visionado de este dvd a los fans más acérrimos -que lo mismo lo consideran una pérdida de tiempo-, pero para quienes -como yo- han mantenido un contacto con Sus Satánicas Majestades de lo más superficial, resulta curioso ver y oir las declaraciones de profesores y antiguos compañeros de colegio (todos coinciden en que era un alumno modélico), fotógrafos de la banda, agentes de publicidad, guardaespaldas, incluso la ex-novia de Brian Jones, o Giorgio Gomelski, el primer mánager de los Stones en sus tiempos de banda de pub. Todo ello aderezado, cómo no, con imágenes de archivo del concierto de Altamont, el funeral de Brian Jones y escenas de la boda de Mick con Bianca. También es interesante echar un vistazo al local donde comenzaron su andadura musical los Stones, o la primera aparición televisiva de un jovencísimo Jagger, en el cual podemos verle escalando (!) una pared de roca con ayuda de una cuerda.
Es curioso comprobar cómo 45 minutos pueden ser más que suficientes para una primera aproximación sobre la vida y milagros de un dictador partisano, un político revolucionario o un terrorista islamista, pero a la hora de desvelar los mil y un secretos de uno de los frontman definitivos del Rock la cosa se nos queda pequeña (nada se dice de su carrera en solitario, ni de sus vinculaciones con personajes tan inquietantes como Kenneth Anger, sus colaboraciones con otros artistas, o un larguísimo etcétera). Y es que tres cuartos de hora no dan para mucho... Así que, que nadie espere un retrato preciso y detallado, sólo pinceladas aquí y allá. Y es que, a diferencia de otras figuras de la serie, todavía queda mucha historia por escribir.