Pero el motivo por el que me he decidido a dedicar un post a Arch Enemy no tiene nada que ver con la música. Rotundamente no. Por primera vez en este blog, lo que viene a continuación me emparenta más con el Lecturas o cualesquiera de las revistas que lees en el barbero (sí, sí, no disimules, que estás hecho un marujón de cuidao) que con el Ruta o el Popu, pero hoy me he levantado con ganas de chismorreo y nada me va a detener hasta que vea cumplido mi objetivo. Y bien... La razón de dedicarles una entrada a estos deathmetaleros es -como no podría ser de otra forma a la que se le echa un vistazo a las recientes fotos de la señorita Gossow- para hablar de cirugía estética. Ay, la maldita cirugía estética... Si hasta hace unos años la edad, la maternidad y la droja eran los principales agentes de desgaste de las tiernas jovencitas, ahora hay que sumar el terrible daño que provoca esta práctica tan matarife, convirtiendo en antinaturales lo que antaño eran unas tetas pequeñitas -pero graciosas y manejables-, o desfigurando hasta límites monstruosos las, ya de por sí, poco agraciadas jetas de las afectadas.
Supongo que el haber visionado varias temporadas completas del serial televisivo 'Nip/Tuck' (aka 'A golpe de bisturí') me habrá proporcionado cierto ojo clínico, pero creo no equivocarme al afirmar que a la dichosa Angela (de belleza algo complicada, todo hay que decirlo) le han hecho más remiendos en la cara que a la novia de Frankenstein en todo el cuerpo. No sé... esos labios entumecidos, esa naricilla de punta redondeada, esos prominentes pómulos de aspecto gomoso... Una de dos: o en las fotos promocionales se han excedido con el Photoshop o esta chica ha pasado varias veces por el quirófano para hacerse unos cuantos arreglillos... Arreglillos que, a mi parecer, no han hecho más que borrarle todo atisbo de expresividad humana para convertirla en un gato de escayola en standby.
Ésta de aquí arriba es una instantánea tomada hace unos cuantos años de la susodicha en compañía de otra de las 'grandes' gargantas femeninas europeas: la alpina Cristina Scabbia de Lacuna Coil. Si ellas me lo permiten, yo les recomendaría que, de optar por abandonar sus respectivas carreras musicales -sin dar de lado el mundo de la farándula-, se pusiesen en contacto con el bueno de Christophe Clark. Estoy seguro que, siendo como son un par de mujeres todoterreno, el tipo les encontraba un papelito en alguno de sus acalorados videos. Apuesto que todos apreciaríamos mucho mejor las habilidades bucales de la pareja con esa nueva ocupación.
The Immoral Mr. Teas