Tras unos días de espera, por fin ponemos a vuestra disposición la segunda parte de la entrevista que Xavier Rulló llevó a cabo con Mr. Morse. Si en el primer tramo de la charla se habló de los discos que ha grabado junto a Purple, sus proyectos paralelos y otras muchas cosas; este tramo final se centra en sus gustos, sus influencias y algún que otro detalle de su pasado.
Me gustaría que me dieras tu opinión sobre algunos guitarristas.
Perfecto.
John Petrucci de Dream Theater, un músico que siempre te reconoce como una de sus influencias básicas.
John me gusta muchísimo. Cuando le dices a alguien que escuche a John, sabes que lo que va a oír sonará increíble. Es como: “tienes que ver tocar a este tipo, es sorprendente”. Es tremendamente preciso, un completo virtuoso de la guitarra eléctrica. Musicalmente es muy completo, al igual que Mike Portnoy, el batería de Dream Theater. También su teclista Jordan Rudess, quien por cierto tocó con Dixie Dregs durante un corto periodo de tiempo... Estos tipos saben lo que se traen entre manos. Su banda es una de las más intensas del planeta. Los puedes recomendar a cualquier persona y todos van a encontrar en su música algo sorprendente. Además, para tocar el tipo de música que Dream Theater practican, físicamente se tiene que estar muy en forma (risas).
Joe Satriani, tu predecesor en Purple.
He llegado a conocer bastante bien a Joe a causa de los tours que su banda y Purple hemos hecho juntos. Además, al poco de unirme a Purple, también me invitó a tocar en uno de sus G3 junto a otros guitarristas, aunque debido a nuestras respectivas agendas no pudimos llevarlo a cabo. Con Joe sucede algo similar a lo que te he comentado de John Petrucci. Nadie va a quedar defraudado de su manera de tocar, es imposible. Tras escucharle, no puedes decir nada que no sea: “¡Este tipo es realmente bueno! (risas)”, no puedes llegar a otra conclusión diferente. Lo que me gusta de él es que improvisa de forma muy fluida. De repente te sorprende con detalles totalmente inesperados mientras hace alguno de sus solos, es increíble. Pude estudiar su estilo muy bien porque la cinta de su último show con Purple fue la grabación que me dieron hace doce años para aprender el set del grupo. Fue algo parecido a: “Aquí tienes el repertorio, nos vemos en el escenario (risas)”. Un poco más tarde, Roger Glover me envió un concierto muy parecido, pero con Ritchie Blackmore en la guitarra y para mí fue como una iluminación poder ver las diferencias entre ambos tocando las mismas partes de guitarra. Ya me había aprendido el set de Purple según el estilo de Joe Satriani, memoricé tan bien las partes de Joe que cuando escuché la cinta de Ritchie, fui consciente de las partes del show improvisadas de las que no lo eran. En ese momento, mi intención no era estudiar tan detenidamente sus estilos, pero definitivamente me ayudó bastante a la hora de llevar a cabo mi trabajo. Lo mismo puedo decir de Randy Rhoads y de las canciones de Ozzy que hemos grabado con Living Loud. Cuando escuchas a un gran guitarrista y analizas su trabajo fragmento a fragmento, acabas por apreciarlo incluso más.
En el disco de Living Loud has llevado a tu terreno los solos de Randy, solos que todos tenemos perfectamente memorizados.
Pensé: “si tengo que reinterpretar estas canciones, ¿qué puedo ofrecer que sea diferente?”. En el caso de Living Loud, aporté algunas introducciones y finales distintos a los de las canciones originales, y al mismo tiempo intenté cambiar el material un poquito. Lo que sucedió fue que algunas de las partes, en especial las guitarras rítmicas, eran demasiado buenas para siquiera pensar en cambiarlas. Las partes de rítmica y los riffs de guitarra de ‘Flying High Again’ o ‘Crazy Train’ eran perfectos, así que decidí no cambiarlos demasiado. Preferí modificar algunas partes más reconocibles como solos o melodías. Cuando escuchaba algún tapping, Randy era muy bueno en ese aspecto (ndr: Morse imita con su voz uno de los inmortales tappings de Rhoads), pensé que sería interesante hacer esa parte con una púa. Así conseguí que sonara similar, pero al mismo tiempo le di un nuevo enfoque. Idea similar, pero técnica diferente.
Eddie Van Halen.
Al igual que sucede con John o Joe, para mí es mucho más fácil hablar bien de un guitarrista si lo conozco, y más aún si he tocado junto a él. Cuando mi hijo estaba a punto de nacer, yo vivía en California. Durante tres noches pude hacer allí algunas jam sessions junto a otros guitarristas en la NAAM, que es una convención de la industria musical que se celebran cada año. Allí estaban Albert Lee, Eddie Van Halen y Steve Lukather de Toto. En ese periodo, Eddie Van Halen estaba presentando uno de sus nuevos modelos de guitarra para Musicman... Hicimos básicamente algunos clásicos, cosas casi rockabilly de Albert Lee, otras más de rock clásico, aunque el énfasis lo pusimos a la hora de improvisar partes rítmicas y por supuesto solos. Estaba a menos de un metro de Eddie viendo como hacía su trabajo, y me encantó como puede sorprender a cualquiera con algo totalmente musical, aunque ni siquiera conozca bien la canción que está tocando. Puede contribuir con partes rítmicas adecuadas para cada momento, pero es en los solos donde Eddie es siempre excitante.
¿Cuándo tuvieron lugar estas jam sessions?
Debió ser en 1.991, el año en que nació mi hijo. De hecho, tenía un busca sobre el amplificador para comprobar en todo momento si mi esposa tenía que ir al hospital (risas).
Para acabar, me gustaría que me hablaras sobre George Harrison de The Beatles. En ocasiones durante los shows de Purple, sueles tocar pequeños fragmentos de ‘Here Comes The Sun’...
George es definitivamente una de mis primeras influencias como guitarrista. El tipo de material que tocaba era mágico, los Beatles tenían una habilidad natural para hacer arreglos fantásticos en sus canciones. George fue el primer guitarrista que escuché que no se limitaba a meter notas constantemente, a veces tan sólo añadía a la canción un pequeño detalle, mientras John Lennon mantenía el riff principal. Todo lo que hizo fue tan musical, aunque nunca sabré si fue debido a sus propias decisiones o a un deseo de seguir las instrucciones de John y Paul. Cuando hacía arreglos con dos pistas de guitarra como en ‘Sgt. Peppers’... tío, ¡¡nunca antes había oído nada igual!! (risas). En aquella época yo tenía una guitarra Fender con un amplificador también Fender, y nunca pude saber cómo conseguía hacer aquellas cosas. Siempre quise imitar su trabajo en canciones como ‘I Wanna Hold Your Hand’ con mi pequeño ampli y jamás conseguí sonar remotamente como él (risas). No había manera, y tocábamos el mismo instrumento. “No sé como puede hacerlo, no sé qué es, pero suena fantástico”. Lo mejor de George es que siempre controlaba perfectamente su sonido. Cada vez que hacía un solo, era melódico, interesante... ‘Something’ o ‘While My Guitar Gently Weeps’ son canciones que te acompañarán toda la vida. Gracias a Deep Purple pude conocerle en una ocasión, fue increíble, muy emocionante... Yo era tan fan suyo... (ndr: Morse se conmueve notablemente al recordar este episodio). El encuentro sucedió gracias a Roger Glover. Me dijo: “Steve, ¿quieres venir a tomar el té con George Harrison?" Le contesté: “Esto... No lo sé, deja que... déjame pensar en ello...” (risas). Fue uno de esos momentos únicos e inolvidables.
Cambiando de instrumento, a lo largo de tu carrera has podido trabajar con baterías increíbles como Rod Morgenstein (Dixie Dregs, Winger) o Ian Paice.
Rod es el batería más musical con el que he trabajado. Toca la batería de una forma muy líquida, como si estuviera cantando la canción a través de sus manos. Ian Paice tiene otros puntos fuertes distintos, a todo le da ese toque swing tan particular... Es un gigante de su instrumento. Consigue llevarnos a todos por el buen camino cuando el resto tenemos una de esas noches malas, además no le importa improvisar en todo momento. Rod también disfruta haciéndolo, así que puedes ver que tienen algunas cosas en común. La gran diferencia es que Paice es prácticamente un batería de estudio, siempre golpea en el lugar adecuado, mientras que Rod se parece más a mí, le gusta ser más imprevisible, llevar el tempo de una canción hacia terrenos desconocidos. Supe que Rod era un gran batería desde el momento en que le escuché tocar el teclado en la escuela. Íbamos a clase juntos, y puedo decirte que era un teclista muy bueno. Más tarde, cuando le escuché tocar la batería le quise en mi banda, no era fácil encontrar gente con ese nivel en aquella época. Rod no es uno de esos baterías que abusan del doble bombo o que se dedican a tocar el mayor número de beats por segundo. Por supuesto que si quiere puede hacerlo, pero su intención es otra muy diferente. Cuando escuchas sus partes de batería aisladas, casi puedes saber en qué momento de la canción te encuentras, describe la música con su forma de tocar. Eso le diferencia del batería típico de rock, Rod es único en ese sentido, aunque me encanta tocar con los dos.
¿Qué me puedes decir de tu estancia en Kansas a mediados de los 80?
De los dos discos que hice con ellos, me gusta en especial ‘Power’. Sucedió algo similar a ‘Purpendicular’ con Purple, cuando compusimos el material siguiendo una evolución natural, sin gente ajena al grupo involucrada en el proceso. El productor de esos discos fue Bob Ezrin, un tipo brillante, realmente disfruté trabajando con él, aunque el concepto de aquellos Kansas conmigo en la guitarra era totalmente distinto al de la banda original. Decidieron que querían un álbum de éxito para poder salir en la MTV y así llevar al grupo a un nivel de popularidad superior. Yo no podía estar de acuerdo con aquella filosofía, fue una mala época para mí. Lo cierto es que yo no estaba demasiado por la labor de satisfacer a las grandes emisoras o a la MTV... La compañía de discos presionó bastante para que Kansas tomara esa dirección. Yo supe desde un principio que no era el tipo adecuado para hacerlo, me uní al grupo básicamente porque era un fan de su música.
¿Te ves durante muchos años más en Deep Purple? Ian Paice me dijo recientemente que estaría en el grupo mientras físicamente pudiera realizar los shows de forma decente...
Estoy de acuerdo con Ian, mi respuesta es la misma. Las únicas razones posibles para que abandonara este negocio serían o una incapacidad física que me impidiera tocar, o no poder soportar el hecho de estar alejado de mi familia. A veces las giras consiguen que llegue al límite después de seis o siete semanas. No estoy hablando de la parte física del tour, me refiero al aspecto mental. Deberíamos ser capaces de poder medir todos nuestros actos en la vida. A mí me encanta comer, pero a veces acabas con todos los platos del menú y quieres más y más... Ese es el punto al que no debemos llegar con los tours (risas). Me encanta salir a la carretera, pero pienso que no es bueno hacer demasiados shows seguidos, tenemos que poder disfrutar de tiempo libre para estar con nuestras familias. El ritmo endiablado que lleva una banda de rock como Deep Purple puede hacer que cualquiera se vuelva loco.
¿Qué disco recomendarías de cada una de las bandas en las que has estado?
El ‘Best Of’ de Dixie Dregs sería ideal, aunque ‘California Screamin’’ también me gusta. Es en directo, y Dweezil Zappa, el hijo de Frank tocó en la canción ‘Peaches En Regalia', fue fantástico que lo hiciera. Me gusta mucho ese disco, es realmente en directo, no retocamos nada en el estudio excepto unas pocas notas de violín. Es muy fácil tener problemas de sonido con el violín en los conciertos... De la Steve Morse Band recomendaría ‘Stress Fest’ o... Sí, probablemente ‘Stress Fest’, es uno de mis favoritos. También tengo un disco en solitario llamado ‘High Tension Wires’, pero es muy difícil de conseguir, así que de mi carrera como solista elegiría ‘Split Decision’. Son canciones que compuse yo sólo y luego mis amigos Van Romaine y Dave LaRue tocaron en ellas. Para los discos de la Steve Morse Band el proceso es distinto, porque los tres componemos juntos. De Deep Purple diría que el nuevo disco es una buena muestra de mi trabajo en la banda. También el DVD de ‘Total Abandon’ es muy representativo. De Kansas... (ndr: Morse se toma su tiempo para pensar la respuesta).
A mí me encanta ‘Power’, antes me has dicho que te gustaba ese disco.
Sí, es cierto, ese trabajo es la mejor representación de mi paso por el grupo. Una de mis canciones favoritas del disco es ‘Musicatto’, una pieza instrumental, realmente me gustaría escuchar a los chicos tocar esa canción en alguno de sus shows.
Para acabar, me gustaría que me contaras cómo surgió la posibilidad de tocar en uno de los discos de Liza Minelli.
(Risas) Estábamos trabajando con Dixie Dregs en ‘Free Fall’, nuestro primer disco en un gran sello. Una vez acabada la grabación, yo me quise quedar hasta el final para poder asistir a la mezcla, en el grupo me permitían tomar las riendas de la música... Y ya sabes que cuando le das poder de decisión a alguien acaba acostumbrándose a ello (risas). Mientras el resto de los chicos estaban en sus casas disfrutando de tiempo libre, yo me quedé algunos días esperando a que terminaran con la mezcla del disco de otro artista. Uno de esos días, el ingeniero me dijo: “Estoy trabajando en un disco de Liza Minelli (ndr. “Tropical Nights”, de 1977), creo que tu estilo sería perfecto para esta canción en particular”. No lo pude grabar con mi equipo, ya se habían llevado del estudio todos mis amplificadores y pedales, así que tan sólo pude usar mi guitarra.
¿Llegaste a conocerla?
No, nunca la vi, ten en cuenta que estamos hablando de una típica producción de Hollywood. La música se grabó y se arregló en un estudio, y con toda seguridad, tras aprender las canciones, Liza cantó sobre la base. Nadie en el estudio la vio en ningún momento.
Hace poco leí una entrevista con Bobby Ogdin, el pianista que tocó con Elvis en sus últimos 45 conciertos, donde afirmaba que nunca le llegó a conocer en persona.
¡Dios mío! (risas). Supongo que a ese nivel es natural que suceda, aunque para mí la situación ideal es que todo el grupo esté en la misma habitación tocando junto. Hoy en día, con las grabaciones multi pistas y la posibilidad de enviar archivos a través de e-mail, es incluso más impersonal.
(texto y fotos: Xavier Rulló)