Si has leído la entrevista a Sex Slaves en el Popular 1 de este mes ya sabrás a qué viene este post. No, no es que planeen una gira por España, ni que vayan a editar un nuevo trabajo (ya me gustaría...), ni siquiera que haya un cambio de alineación. El motivo es de otro signo. Toilet Boys se han disuelto. Lo cierto es que el golpe lo esperaba. El disco en directo que publicaron hace un par de años sonaba francamente mal, lo último que habían editado era una compilación de material extraido de sus antiguas maquetas, su página web apenas se actualizaba,... Se veía venir; pero no por ello deja de ser menos triste. Toilet Boys no eran una de mis bandas de cabecera, pero eran un rara avis en el panorama rockero, y eso los hacía especiales. Su imagen resultaba de lo más chocante, su música, un cruce entre la espontaneidad de Ramones, el brillo pop de Blondie y las melodías y riffs hard-rockeros, animaba cualquier fiesta por sí sola, y su puesta en escena sobre un escenario era de lo más espectacular e impactante que haya presenciado este par de ojos. Más teniendo en cuenta que manejaban un presupuesto irrisorio. No estoy hablando de grandes montajes escénicos al alcance de grandes estrellas, por supuesto; pero la imaginación, la efectividad y el riesgo eran ingredientes básicos cuando pisaban las tablas. No se me ocurre otra forma de definir gimmicks tan peligrosos como disparar pirotecnia a escasos centímetros de las primeras filas, escupir fuego sobre nuestras cabezas, o contemplar a su guitarrista efectuar su solo al tiempo que su instrumento era devorado por las llamas. Pregunta, pregunta; quienes acudieron a cualquiera de sus shows te lo puede corroborar.
Como buen Popu-head, cuando se les dedicó espacio para una entrevista, moví mis resortes para hacerme con material de la banda. Como no hallé rastro en las tiendas de Barcelona, los programas P2P fueron el siguiente lugar al que acudir. Unos pocos temas sueltos, con un sonido algo pobre en el mejor de los casos, ayudaron a crearme una opinión. A nivel global no echaban de espaldas, pero contaban con un par de himnos realmente potentes ('Another Day In The Life' sigue siendo uno de mis favoritos). A los pocos meses un promotor los trajo a nuestro país (¿te has dado cuenta que hace 4 ó 5 años nos visitaban más grupos nuevos que ahora?), y ahí sí que consiguieron convencerme del todo. Tal vez debido al factor sorpresa aquella primera visita logró afectarme por completo. Gracias a las fotos que habían sido publicadas podías hacerte una ligera idea de lo que sus shows ofrecían, pero no era nada comparado a vivir la experiencia en vivo y en directo. Miss Guy se paseaba por el escenario como una zorra, desafiante y altiva, y Sean, su mano derecha, le sacaba todo el jugo a una serie de gadgets de lo más artesanal. La satisfacción se saldó con la compra de su primer -y único- LP en estudio y una camiseta que aún a día de hoy conservo.
El paso siguiente era agenciarme el resto de su discografía; una serie de EP's que me tuvieron obsesionado durante meses hasta que los conseguí. Uno de los propósitos que me marqué en mi viaje a Nueva York en agosto de 2002 fue, precisamente, ése: hacerme con ellos. Recorrí la mitad de las tiendas de discos de la ciudad pero la búsqueda no dio sus frutos. Aunque de todo ello saqué una nueva experiencia Toilet. Ocurrió en St. Mark Place, en una tienda de camisetas llamada Freaks. Ese día, casualmente, y a pesar de la canícula propia de la época, iba enfundado en mi t-shirt negra de Toilet Boys, aquélla que conmemoraba su paso por suelo hispano. Cual fue mi sorpresa cuando el dependiente del comercio, un blackman de veintitantos años con correa de clavos al cuello, fijó su mirada a la altura de mi pecho. Con una sonrisa en los labios pasó a explicarme que era amigo de la banda, y que Sean acudía regularmente a la tienda para entregarle en mano los nuevos modelos de camisetas. Mi lamentable inglés sólo me dio para decirle que me gustaban mucho y para darle algunos detalles de su show en Barcelona. Cuando le comenté que habían realizado un cover de KISS ('Deuce'), el dependiente, que en ese momento no recordaba la melodía del tema, me instó a tararearlo. Craso error. Pocas personas conozco (a excepción de mi buen amigo Xavi) con peor sentido de la melodía que yo, así que podéis imaginar que mis repetidos intentos dejaron al pobre chaval todavía más confuso e intrigado. De mi estancia en la Gran Manzana también recuerdo el haberme topado con un cartel pegado a una pared anunciando un concierto que reuniría a Nina Hagen y Toilet Boys (creo no equivocarme si digo que para el 10 de septiembre), pero mi vuelo de regreso lo hizo incompatible. Lástima, aquéllo hubiese estado bien.
Toilet Boys acudirían un par de ocasiones más a Barcelona; primero como teloneros de Red Hot Chili Peppers, y meses después, como cabezas de cartel. Lógicamente en salas de aforo mucho más reducido. Su paso con Flea & Co preferí pasarlo por alto; y aún a día de hoy no sé si lamentarme o alegrarme, porque ningún comentario llegó a mis oidos. Da igual, el mero hecho de imaginarme rodeado por una caterva de teens en las primeras filas de un concierto es algo que me supera con creces. Su siguiente visita, en la sala KGB, se produjo estando reciente la tragedia de Great White, lo que no impidió que volvieran a poner sus culos en peligro con los explosivos. El show, aún sin el elemento sorpresa, resultó de lo más gratificante. Lástima que una gota de gasolina salpicara directamente uno de mis ojos, arruinándome parte de la actuación... El setlist apenas había experimentado modificaciones respecto a su primera gira, aunque para esta última oportunidad de verlos en vivo el cambio venía dado por la incorporación de un nuevo bajista (el anterior abandonó la formación para dedicarse a su carrera como humorista ventrílocuo). Otro momento que guardo con cariño de aquel concierto fue la charla que mantuve con su batería poco antes de dar comienzo el espectáculo. Le conté mi anécdota neoyorkina en Freaks, con intento frustrado de silbar 'Deuce' incluido, a lo que contestó que el dependiente era un amigo de la infancia con el que había tocado en varias bandas. Curioso. También Sean se mostró amable cuando le mencioné el nombre de FireGods, un proyecto paralelo que por entonces mantenía en activo, pero que afirmó llevar adelante 'only for fun'.
Espero que con ese mismo espíritu tome forma el proyecto en el que se hayan involucrados en estos momentos Miss Guy y Sean. Como mínimo, conociendo a estos personajes, tendremos garantizados glamour travestido y pirotecnia, un combinado realmente ex-plo-si-vo que, todo sea dicho, nunca será del gusto de los rockeros más reaccionarios. Mientras tanto, hasta que volvamos a tener noticias de ellos, seguiré haciéndoles un hueco entre tanta actualidad disfrutando de 'Living Like A Millionaire', 'Rock'N'Roll Whore' o 'The Party Starts Now'. ¡Que siga la fiesta!