Cuando parecía que no iba a editarse nada digno de escucharse hasta bien entrada la primavera, esta misma semana se me han acumulado nuevos y candentes lanzamientos discográficos. Pero como me gusta tomarme estas cosas con calma, y me niego a dedicarle un post a un disco a la primera de cambio, prefiero darme un respiro y no apresurarme en mis valoraciones. Así que, mientras profundizo en esa mini-avalancha de novedades, en los próximos días me dedicaré a recuperar obras del año pasado, que se me quedaron muchas y muy buenas en el tintero.
El primero de esta serie es 'Zombie Live', primer disco en directo del polifacético artífice del todavía calentito remake cinematográfico 'Halloween', un film -en mi opinión- fallido en su intento por adentrarse en la psique del brutal asesino protagonista, pero más que correcto como muestra de splasher sanguinolento y bodycount.
Pero bien, ciñéndome al disco, es posible que los antiguos fans a ultranza de White Zombie se echen las manos a la cabeza ante dicho trabajo, preguntándose porqué el que fuera líder de la formación no dio ese paso tras la edición de 'Astro-Creep: 2000'(1995), exactamente cuando la banda estaba en su punto álgido de fama y creatividad. Es justo reconocer que esa decisión hubiese sido mil veces más acertada que la edición de aquel nefasto cd de remezclas titulado 'Supersexy Swingin' Sounds'(1996), pero, en lo que a mí respecta -que ni de coña considero inferior la trayectoria en solitario del amigo Rob-, este 'Zombie Live' llega en el momento perfecto.
Cierto, ya no tenemos aquí ni a J, ni a Tempesta ni a Sean Yseult, pero -qué queréis que os diga- el total de canciones que grabaron en su día White Zombie no da para un disco en directo (o, lo que es lo mismo, para un 'greatest hits' registrado en vivo). Reconozco que temas como 'More Human Than Human' y 'Thunder Kiss 65' obtienen la certificación de clásicos de los 90, pero el grueso de 'La Sexorcisto'(1992) y 'Astro-Creep' no me produce escalofríos de placer precisamente (temas aceptables, con un sonido novedoso, pero poco más).
Pero ahora, en pleno 2007, con Rob habiendo firmado tres discos aceptables y un puñado de nuevos himnos -inferiores, eso sí, al material de White Zombie en cuanto a ferocidad-, esta entrega en directo se me antoja la culminación de un proyecto que, de haberse llevado a cabo una década atrás, no hubiese reunido un repertorio tan consistente como el que éste nos presenta. Y no es decir poco. Si es que a veces la nostalgia nos pierde...