La Ata Sacerdotisa Destripa-guitarras
No se nos escapa que el Metal cuenta con una galería de personajes estrambóticos más grandes que la vida. Precisamente, una de esas criaturas es The Great Kat, una auténtica virtuosa de la guitarra y el violín que no tiene bastante con restregar constantemente su superioridad en ese campo frente a sus adversarios masculinos, sino que también gusta de demostrar que en cuestión de sexo (un terreno donde normalmente el hombre, aunque suene paradójico, suele llevar los pantalones) ella también está por encima. Con su aspecto de amenazante dominatrix, esta amazona de larga y rubia cabellera exhibe a sus esclavos en sus shows, auténticos aquelarres donde la sangre, la sumisión y los aullidos tienen la misma importancia que las sinfonías clásicas que interpreta a ritmo de speed metal. Pero que nadie se lleve a engaño; The Great Kat no es ninguna abanderada del feminismo. El culto que hace de sí misma sólo obedece a una postura vital: alimentar su ego.
Y si bien su capacidad técnica está fuera de toda duda, los resultados obtenidos en forma de disco son bastante desiguales -por no tacharlos directamente de nefastos-. Su sonido es cutre, chirriante, estridente... Para que os hagais una idea, y buscando un símil patrio igual de bizarro, The Great Kat es al Metal y al Clásico lo que Camela al flamenco y la rumba: un completo desastre. Estoy convencido que si sus ídolos musicales (Vivaldi, Liszt, Paganini, Beethoven, Wagner, Rossini, ...) levantasen cabeza no aprobarían en lo más mínimo lo que la pequeña Kat está haciendo con su obra.
Desgraciadamente, a excepción de su ego, todo en el universo de The Great Kat es a pequeña escala. La producción de sus discos se sitúa bajo mínimos, con unas orquestaciones que no son reales, sino a base de MIDI's sintetizados. Sus últimos trabajos ni siquiera son LP's en toda regla; son EP's que reunen de 7 a 4 temas, y que en el mejor de los casos apenas duran 11 paupérrimos minutos. Por no hablar del timo que supone 'Extreme Guitar Shred', un dvd que reúne un total de 6 videoclips y tiene una duración de ¡¡12 minutos!! De los extras mejor ni hablamos. Pero lo peor es el aspecto visual del dvd, más propio de una peli porno del salvaje Thomas Zupko que de un producto musical. Es más, da la impresión que de un momento a otro va a hacer acto de presencia una polla erecta lista para ser 'destripada' por la dulce Kat.
Y es que esta tipa da realmente miedo. Igual o más gesticulante que el Chris Holmes de clips como 'I Wanna Be Somebody' o 'L.O.V.E. Machine', The Great Kat va incluso unos cuantos pasos más allá que W.A.S.P. A su gusto por las calaveras, el cuero negro y hacer gárgaras con sangre se suman, como ya he dicho, su pasión por el sadomasoquismo, el satanismo de serie Z y un patriotismo belicista que apesta a ultraderecha. Si Blackie Lawless y los suyos se convirtieron en la diana predilecta de la adorable Tipper Gore y su PMRC, no cuesta imaginar el nivel de acoso que hubiese padecido la pobre Kat de haber contado con el aparato de promoción que respaldaba a W.A.S.P. en sus inicios. La hubiesen colgado de las tetas.