viernes, 27 de enero de 2006

Intros Rockeras

Intros Malditas Intros

Cuando en mi tierna infancia empecé a meterme en serio en el mundo de la música -atrás dejaba una breve etapa comprando singles 45 rpm de hits poperos- lo hice, cómo no, con el hard-rock y el heavy metal. KISS, Maiden, Accept, Barón, Obús, AC/DC, Judas... lo que había por entonces, vaya. Pues bien, una de las cosas que me marcaron fue descubrir el gusto casi generalizado de estas bandas por incluir intros al inicio de algunos temas. Y no me refiero a intros instrumentales, no, sino a las construidas a base de F/X de sonido.

Hasta el momento, mi único encuentro con uno de esos fragmentos ambientales había sido el tema 'Thriller' de Michael Jackson. Ya sabéis, el chirrido de la puerta, los pasos, el aullido... Recuerdo que entonces todo aquéllo me llamó poderosamente la atención. Eran sólo unos pocos segundos, pero creaban la atmósfera perfecta para sumergirse en la canción. De forma casi inmediata me topé con otro tema que también se iniciaba con ruiditos varios. Mi hermano se compró el cassette del 'Destroyer' de KISS el mismo día que yo me hice con el vinilo del 'Thriller', así que pronto llegó a mis oidos 'Detroit Rock City' y su larguísima intro. Aquello fue un shock, lo prometo. Pasaban los segundos, yo miraba mi digital de pulsera, y seguía pasando el tiempo. '¿Cuando comienza la canción?'. A partir de esa experiencia mis sucesivos encuentros con las introducciones fueron más relajados, pero no menos excitantes.

Si no me falla la memoria, las siguientes en ser disfrutadas fueron las de 'Hells Bell' de AC/DC y 'Forever' de Ozzy, dos piezas que no hablaban de la Navidad pero que, curiosamente, incluían campanadas. La que más me impactó fue la de Ozzy, por supuesto. Recuerdo que en aquellos días tenía reciente el visionado de 'El Nombre De La Rosa', y toda aquella parafernalia cisterciense en un disco de rock chocó frontalmente contra mi inocente concepción del mundo. ¡Madre de Dios, quien hubiese dicho que años después aquellos cantos gregorianos se pondrían de moda con los monjes de Silos! Si hasta se pusieron a la venta remixes para las discotecas de pueblo. Lo que no pase en España...

Bien, capítulos vergonzantes al margen y retomando el hilo del tema de hoy, haré mención a una de las obras cumbres de esta corriente de pensamiento: los apoteósicos preámbulos pertenecientes al tercer disco de Iron Maiden. Por una parte, el interrogatorio en 'The Prisoner' era (y lo sigue siendo) de los que te dejaban prácticamente sin aliento. Jamás la aplicación del Quinto Grado sonó tan contundente y real. Las palabras caen como puñetazos, el ambiente, rancio como un calabozo de la Benemérita, se hace irrespirable, y esa risotada que pone fin al diálogo... esa risotada de loco le hiela la sangre al más valiente. Aunque para miedo, el que te entraba con el versículo bíblico de 'The Number Of The Beast'. La voz de Belcebú realmente es de las que acojonan, tronco, acojonan.

A partir de ese punto de inflexión, las intros pierden un poco la gracia, cayendo en picado en términos de popularidad y calidad. Las ambientaciones fantasmales y los monólogos de ultratumba se llevan la palma en los años siguientes, resultando cansinas, soporíferas y exasperantes. Pero, a pesar de ser norma, de vez en cuando sale a la luz alguna que vale la pena. Si más no, graciosa me parece la de 'Inside The Electric Circus' de W.A.S.P., y sólo de explosiva se puede calificar la de 'Impact Is Imminent' de Exodus. Aunque, sin ir muy lejos, la que más sonrisas provocó en su momento (al menos en mi círculo familiar) fue la de 'Another Sacrifice' de los catalanes Fuck Off. Era cachondo oir en un inglés carpetovetónico aquéllo de:

'-Who's play tonight?

-Fuck Off.

-What?

-Fuck Ooooooooff!!!!!!!!!!'

De risa, vamos. Por otra parte, en la categoría de 'intro insoportable' gana todas las medallas una a cargo de Manowar. Sí, has acertado, ésa es; esa barrabasada que lleva por título 'The Warriors Prayer', y que, gracias al cd, uno se puede saltar cómodamente con sólo pulsar un botón. ¡El cd, bendito invento! Todavía recuerdo el trance que suponía enfrentarse a la cara B de ese vinilo. Tenías 'Kingdom Come' y 'Hail And Kill' sonando de forma consecutiva (no, aquí no había bonus track), y, de repente, eras testigo de una entrañable escena de dormitorio entre un bárbaro anciano y su nieto ávido de sangre. El abuelete, a quien no hace falta insistir mucho, acepta contarle un cuento al chaval, ofreciéndonos una clase magistral de dicción de ¡más de 4 minutos! Por Crom, ¿en qué estarían pensando estos tíos? Confieso que solamente fui capaz de soportar aquella tortura en una única ocasión. A la que pinchaba el disco y oía al jodío crío decir lo de 'Granfather, tell me a story' rápidamente movía la aguja hasta el siguiente corte. Daba igual que estuviese sentado, de pie, o dentro de la camita bajo un alud de mantas; tenía que desplazar la aguja por cojones; de lo contrario, no sé de qué hubiese sido capaz. De alguna barbaridad, supongo.

Y bien, aquí lo dejo. Ya sé que en el tintero me he dejado las outros (es decir, coletilla al acabar la canción) y cientos de miles de intros (chasquidos de latas de cerveza, eructos, momentos de pasión, invocaciones, rugidos de motosierras, etc), pero mi intención no era ser exhaustivo. Si tienes (y quieres) algo que añadir al tema estás invitado a dejar un comentario relatando tu aventura particular en este fascinante microuniverso. Cualquier cosa vale: tus preferidas, las odiadas, las cutres, las que te ponen,... Ilústranos un poco en este pozo negro, leñe.
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