Todavía recuerdo el día -allá por 1986/87- en que mi hermano y yo salimos de compras y servidor se agenció 'Animal House', el debut en solitario de Udo Dirkschneider, y mi hermano -totalmente a ciegas- 'Pleasures Of The Flesh' de Exodus. Una vez en casa, y tras un par de escuchas de cada vinilo, empezamos a conjeturar cual de los dos discos era mejor. Mi hermano defendía su adquisición, y yo, lógicamente, hacía lo propio con la mía. Pero, meses después (y fraternales rivalidades al margen), el veredicto era unánime: el quinteto yankee se imponía sobre los teutones. Y es que, sin despreciar el trabajo del canijo germano, los de Bay Area habían grabado una obra maestra del thrash metal. Los psicóticos solos de Rick Hunolt y Gary Holt, los gruñidos de Steve Souza y sus inconfundibles melodías vocales, la pegada cavernícola de Tom Hunting a la batería,... Todo de lo más bruto. Y de las canciones ya no digo nada. 'Deranged', 'Parasite', 'Brain Dead', 'Pleasures Of The Flesh', 'Seeds Of Hate', 'Choose Your Weapon'... ¡Demasiada caña para el cuerpo!

No me olvidaré de los teloneros, los canadienses 3 Inches Of Blood. Sin ser santo de mi devoción, su actuación me pareció de lo más entretenida; e incluso me hicieron soltar unos cuantos berridos con su himno ultrametálico 'Deadly Sinners'.
¡Por el poder de Greyskull!