Cuando Daron Malakian declaró, tras poner en standby a System Of A Down, que en su primer disco en solitario exploraría la música electrónica me temblaron las piernas. Y no os digo nada de lo que sentí al saberse que Chasey Chaos, el ex-cantante de Amen, se ocuparía de las tareas vocales... Afortunadamente, obró la cordura y el inútil de Chaos quedó al margen del proyecto (¿o debería decir 'banda'?), encargándose el mismo Daron de interpretar sus propias composiciones con esa voz suya tan particular. En cuanto a la anunciada incursión en el siempre pantanoso terreno de los sonidos artificiales, nada que temer. Las máquinas están presentes a lo largo del disco, de eso no cabe la menor duda, pero en ningún momento le roban protagonismo a los instrumentos rockeros por tradición. Esto, al fin y al cabo, sigue siendo Rock'n'Roll, hermanos. Eso sí, que quede claro, R'n'R según el personal punto de vista de Malakian, quien ha creado una suerte de híbrido inclasificable a base de cruzar rock, hardcore, música de baile, pop y metal.
Pero que nadie haga sonar la alarma. Si gustas de SOAD, la propuesta de Scars On Broadway no te decepcionará. Es más, me atrevería a decir que con su debut en solitario Malakian ha llevado un paso hacia adelante el sonido de su antigua banda, obteniendo la continuación lógica y natural al díptico 'Mezmerize'/'Hypnotize'. Una nueva vuelta de tuerca, en definitiva, que se traduce en 45 minutos, 15 canciones y un puñado de adjetivos a aplicar: de simpático a accesible, de desmadrado a discotequero, de calmado a desquiciado/desquiciante. Un disco de claroscuros, directo y sencillo que huye de la trascendencia pueril y apuesta por la diversión más desenfadada. Toma nota, Serj.