Los dvd's de la serie 'Classic Albums' son más que una mina de información, son un tesoro. Hasta esta misma mañana sólo había tenido oportunidad de ver los dedicados a 'British Steel' de Judas Priest y a 'Ace of Spades' de Motörhead, pero tras el desayuno no he podido resistirme a visionar el dedicado a 'Bat Out Of Hell'(1977) de Meat Loaf. ¡Qué tipo Meat Loaf! Realmente inolvidable. Gordinflón, melenudo, vestido con traje y camisa de chorreras, siempre nervioso, excitado, cabreado... y perpetuamente cogido a ¡un pañuelo de color rojo! Sí, amigos, así era Meat Loaf: bajo la apariencia de una fiera totalmente fuera de control se escondía el alma de un amante sensible. Aunque, vistas estas imágenes, es evidente que primaba su faceta de 'Rampaging Hulk', ya fuese lanzando el pie de micro con furia desatada o haciendo crowd-surfing entre el público. Nadie puede negar que el tío se empleaba a fondo. Con semejante recuerdo en la cabeza no he tenido más remedio que insertar en el dvd-player el recopilatorio 'Hits Out Of Hell' y volver a deleitarme con tan tormentoso clip... Situación que he aprovechado para rescatar los cuatro vídeos promocionales que se rodaron del multiplatino 'Bat Out Of Hell'. Para no perdérselos. Tal como cuenta el propio ML en su autobiografía 'To Hell And Back', los cuatro clips se rodaron en una tarde, uno detrás de otro, y el correspondiente a 'Paradise By The Dashboard Light' gozó del lujo de proyectarse durante un año en las sesiones golfas del film 'Rocky Horror Picture Show'. Aunque todos y cada uno de esos clips tienen un encanto especial, mi preferido, de largo, es, precisamente, 'Paradise By The Dashboard Light'. Resulta impagable ver a ML magreando a la sexy Karla De Vito, su partenaire vocal, impertérrita a los achuchones del sicalíptico rockero. Lo curioso del caso es que, tanto en los vídeos como en el disco, Karla no cantó ni una sola línea, limitándose a prestar únicamente su imagen. Efectivamente, la voz femenina que le da la réplica a Meat Loaf en 'Bat Out Of Hell' corresponde a la de Ellen Foley, quien, llegado el momento de rodar los vídeos, se había desentendido del proyecto, enfrascada en un disco solista que no llegó a ninguna parte. Por su parte, Karla intentó por todos los medios regrabar los temas con su voz para que los clips no llevasen a engaño, pero el presupuesto era tan ajustado que no se permitieron cambios de última hora. Eso sí, donde Karla no provocó ningún equívoco fue en los escenarios, en el extenuante tour que siguió a la publicación del disco.
Y es que, aunque no lo parezca, 'Bat Out Of Hell' fue un éxito de ventas sin precedentes en su año de edición, 1977. Eran los tiempos de la música disco y el punk-rock, y, aunque bandas muy alejadas de esas corrientes triunfaban por todo lo alto (Queen, sir ir más lejos, lograron su primer número en USA ese mismo año), nadie en su sano juicio apostaba un céntimo por una ópera-rock con reminiscencias a los musicales de Broadway. Precisamente de aquel ambiente surgían sus artífices, Jim Steinman y ML, los cuales habían coincidido en una obra teatral a principios de los 70's. Fruto de aquel encuentro, y gracias a la repercusión tan favorable que obtuvieron por su trabajo, decidieron unir fuerzas en un proyecto más personal: la grabación de un disco. Pero no uno cualquiera, el suyo sería especial. Si habéis tenido ocasión de escuchar 'Bat Out Of Hell' sabréis de lo que estoy hablando... porque, sin lugar a dudas, se trata de uno de los discos de Rock más únicos que existen. La omnipresencia de las notas de piano, la dramática voz de Meat, el enérgico contrapunto femenino que ofrecía Ellen Foley, la teatralidad patente en cada una de sus estrofas... Por más que busques no encontrarás nada que se le parezca. No existe nada comparable a este disco.
Una vez los temas fueron tomando forma, Jim y Meat presentaron entre 1974 y 1975 diversas maquetas a todas las discográficas habidas y por haber, y todas les cerraron las puertas en las narices. Finalmente dieron con Todd Rundgren, quien ya había encarado unos cuantos discos conceptuales con anterioridad y, por tanto, fue capaz de entender lo que aquellos dos tipos le pusieron antes sus narices. Pero, aunque es cierto que Todd confió de inmediato en el proyecto, también es verdad que, en ningún momento, se mostró partidario a creer que semejante engendro albergaba el potencial necesario para triunfar comercialmente. Se equivocó. 'Bat Out Of Hell' consechó números 1 alrededor de todo el mundo; primero en Australia, Inglaterra y el resto de la Europa continental, y, un año más tarde, en los charts de su país natal. El éxito del disco trajo consigo lo inevitable: tours sold-out, agotamiento, peleas, drogas, limusinas, groupies, arrestos... La toma de contacto con la irrealidad acababa de iniciarse. Aunque ése es un capítulo que ya expondré otro día, más adelante. Mientras tanto, desempolva una copia de 'Bat Out Of Hell' y disfruta con temas como 'Two Out Of Three Ain't Bad', 'You Took The Words Right Out Of My Mouth (Hot Summer Night)' y tantos otros.
Otro problema es que, a diferencia de su anterior 'Moanin', a 'Three Headed Dog' le falta ese 'algo', ese 'duendecillo', que te empuja a escucharlo constantemente. Y es que lo peor que puede pasar a la hora de sentarte a escuchar música es hacerlo con la sensación de estar cumpliendo una imposición. Pero el tiempo ha acabado por poner las cosas en su sitio, 'i've made up my mind' (que diría Coverdale), y he aquí mis conclusiones: 'Three Headed Dog' no es un mal disco, pero ni mucho menos es el discazo que se supone debía ser, y que desde algunas revistas nos quieres hacer creer. Y es que no puedo evitar pensar que, si se hubiesen excluido algunos temas, el resultado final hubiese mejorado. Por más que haya a quien le parezca que los 18 cortes que se incluyen son hit-singles en potencia, mi opinión al respecto es que cualquiera que crea algo así verá automáticamente cerradas las puertas del 99% de las corporaciones discográficas si pretende conseguir trabajo allí. Definitivamente carece de olfato para detectar canciones con el gancho suficiente para convertirse en revienta charts. Y me refiero tanto a los charts de esta década tan miserable que nos ha tocado vivir, como a los de los 90, los 80 o los 70.
Lo curioso del asunto es que Steve 'Zetro' Souza, a pesar de darse a conocer como frontman de Exodus, previamente había formado parte de las filas de Testament en los días en los que se hacían llamar Legacy. Souza no llegó nunca a grabar con ellos, pero suyas son las melodías vocales de algunos temas de 'The Legacy'(1987), el debut de Testament, que finalmente acabaría cantando Billy: 'Over the Wall', 'Raging Waters', 'The Haunting', 'Alone in the Dark'... todas ellas llevan su sello personal.
Pero hay más curiosidades: en la carpeta interior de 'The Legacy' de Testament, dentro del apartado de agradecimientos, se saluda a ¡DUBLIN DEATH PATROL! ¿Cómo? ¿Mande? Suerte que existe internet y, gracias a unas cuantas búsquedas, el misterio se ha desvelado. Y es que resulta que el origen de DDP se remonta a principios de los 80's, con Chuck, Steve y un puñado de colegas pasando el rato en un garage. El combo no duró mucho, cada uno encontró su lugar en una banda u otra (Exodus, Laaz Rockit, Testament, Trauma...) y todo quedó en un entretenimiento de adolescentes. Pero hace 2 años, con motivo de la gira de reunión de Laaz Rockit en Holanda, Willy Langenhuizen y Chuck Billy coincidieron en el backstage, se tomaron más cervezas de la cuenta, se dijeron algunas tonterías, y lo que suele pasar... decidieron reactivar la banda de su juventud.
¡Y no acaba ahí lo chocante de este 'DDP 4 Life'! De los 11 músicos que han participado en su grabación, además de un pariente de Steve y dos más por parte de Chuck, también encontramos a antiguos miembros de Rampage, una de las primeras formaciones en las que militó Chuck Billy. Y ¿a que no sabéis a quien tenemos a la batería? Ni más ni menos que a ¡Troy Luccketa de Tesla! ¿Qué demonios hace este hombre aquí? ¿Calentamientos?
Estando las cosas así, la única novedad que me puede proporcionar Bad Religion a estas alturas es editar un nuevo disco. Y eso es precisamente lo que han hecho: lanzar otro más. Bueno, mejor dicho, lanzarán; concretamente el 10 de julio, pero los temores de Greg Graffin y Brett Gurewitz se han cumplido, y su nueva obra ya hace días que circula por la Red. Dicen que 'a río revuelto, ganancia de pescadores', así, mientras ellos se lamentan, yo ya tengo mi copia de 'New Maps of Hell', que es como se llama el disco en cuestión. ¿Y qué puedo decir al respecto? Pues en su defensa alegaré que su nueva obra no supone traición alguna a su estilo habitual, y que el nivel compositivo se mantiene a buena altura; pero, por contra, diré que me parece más de lo de siempre. Los mismos riffs, las mismas melodías vocales, las mismas estructuras... Supongo que sus fans más acérrimos lo recibirán con los brazos abiertos, pero a mí ya me resulta del todo imposible memorizar un nuevo estribillo o una nueva melodía, incapaz de distinguirlas unas de otras. De lo más cansinos, vaya.
Pero lo más desconcertante de todo llega al final del reportaje, cuando Gene Simmons asegura que ya tienen listos algunos temas para su siguiente disco y que 'la portada será algo así':
Curiosa imagen para el grungy 'Carnival of Souls': oscuridad, asfixia, una máscara sadomaso con cremallera, fuego... Ni en las pesadillas de Kurt Cobain o Layne Staley hubiese aparecido semejante estampa. Lástima que la ilustración finalmente no se utilizase y tuviésemos que conformarnos con una portada que parece la de un bootleg. Aunque... no hay que ser muy lince para ver que, con toda seguridad, hubiese acabado censurada en muchos países.
¿Habéis probado alguna vez ponerle banda sonora metálica a alguna de las escenas más violentas de la Historia del Cine? ¿No? Pues es un ejercicio la mar de estimulante, os lo aseguro. Mi última incursión en esta modalidad de frikismo ha tenido como protagonistas, en el aspecto visual, la escena (de la bendita primera parte) de 'Kill Bill' en la que Mamba Negra corta en lonchas a los 99 Maníacos, y, en el aspecto musical, el último trabajo de los cafres Devildriver: 'The Last Kind Words'. No os podéis imaginar el tremendo espectáculo para los sentidos que supone contemplar a la guapa Thurman haciendo frente a todos esos sosias de Kato al ritmo palpitante de 'Clouds Over California' o 'Burning Sermon', dos de las piezas más salvajes del disco.
Para quien no les conozca, decirles que Devildriver es, desde 2003, la actual banda de Dez Fafara, el antiguo líder de los nu-metaleros Coal Chamber, quien, tras su disolución, decidió pegar un volantazo a su carrera y dar salida a su vena más extrema, haciendo de la brutalidad su bandera. Y si ya en 'The Fury Of Our Maker's Hand' (2005), su segunda y anterior entrega, Devildriver daban un paso de gigante respecto a su debut, con su nuevo trabajo dejan muy claro su deseo de perdurabilidad. Tal como el vocalista ha declarado a la prensa, con 'The Last Kind Words' pretende devolver a la escena metálica lo que supuso en su momento la edición del 'Vulgar Display of Power' de Pantera; una tarea que, vistos los resultados, se les ha quedado draconiana. A mi juicio, y es cuestión de gustos, ese honor lo merecen Machine Head y su 'The Blackening', disco del año en cuanto a caña burra se refiere. En cualquier caso, y a pesar de no rebasar el listón de solidez de Flynn y los suyos, no hay que desacreditar a 'The Last Kind Words' (grandioso título, por cierto, y toda una declaración de intenciones), una obra que ofrece sobredosis de caña de alto nivel del primer al último tema (tan sólo 'Monsters Of The Deep' decepciona un poco).
Tal vez la única pega sea, precisamente, la voz de Dez, cuyo registro apenas experimenta cambios sustanciales a lo largo de la grabación; si me apuras ligeras inflexiones y leves cambios de matiz que sólo podrán detectar los más aventajados degustadores de voces guturales. En cambio, musicalmente se abren un poco más de miras, adentrándose en terrenos power ('These Fighting Words') y classic rock (ese teclado al final de 'The Axe Shall Fall' te deja descoloca a la primera de cambio). En resumidas cuentas: una estampida de metal que te aplasta literalmente.
Presiento que en los próximos días voy a vivir una intensa semana Kiss... Me lo dicen los dvd's 'Kiss My Ass', 'Live in Las Vegas', 'Rock the Nation Live!', 'Kissology Vol.1', 'Konfidential & X-Treme Close Up'... todos a mi entera disposición y -de momento- inéditos para mis pupilas. Tal vez -sólo el tiempo lo dirá- cuando lleve deglutido la mitad del material acabe empachado y abandone mi completista empresa hasta la siguiente temporada, pero os garantizo que le voy a poner empeño a este maratoniano tour de force que me he autoimpuesto. De momento, y para empezar con buen pie, anoche vi 'The Second Coming', el documental que recoge todo lo que acarreó consigo la reunión más espectacular de la historia del Rock: la de la formación original de Kiss en 1996. La de Gene y Paul, como siempre, y, de nuevo, Peter y Criss. ¡Por fin estaban de vuelta! Tras 16 años desde la marcha del Hombre Gato, los KISS originales habían regresado.
Puede parecer una coña, pero si echo la vista atrás me percato de lo presentes que han estado Kiss en mi vida. Y no exagero. Mi primer recuerdo de KISS no tengo muy claro ni a qué año se remonta ni que lo motivó; quizás fuesen los anuncios que aparecían en las contraportadas de los cómics de la editorial Vértice... o es posible que la televisión de la época pusiese su granito de arena. Da igual, no consiga ubicar en mi memoria aquel momento crucial, pero os aseguro que acaeció en mi más tierna infancia. Por ejemplo, me acuerdo perfectamente del pase, dentro del programa infantil '3,2,1...Contacto', de un breve reportaje dedicado a los cuatro maquillados, con imágenes de lo que tenía lugar tras las bambalinas en sus directos. Tuve la suerte de grabar en video aquellos 3 o 4 minutos, y no fueron pocas las veces que lo vimos mi hermano y yo... En aquellos entonces no nos sabíamos siquiera ni un tema de nuestros superhéroes favoritos, pero aquéllo se solucionaría pronto; concretamente, en las Navidades de 1982. En aquel momento yo vivía inmerso en plena fiebre 'Thriller' de Michael Jackson (precisamente, con ese disco me inicié en la adquisición de música), así que aquél fue el que me regalaron mis padres; pero mi hermano -y con esto ya tiene el Cielo ganado- se dejó seducir por la portada de 'Destroyer' de KISS, y, a partir de entonces, nuestras vidas dieron un vuelco. Jamás se me olvidará la emoción que nos embargó a ambos cuando, una vez en casa, introdujimos el cassette en el reproductor, pulsamo play, y la intro de 'Detroit Rock City' empezó a sonar a través de los altavoces. '¿Qué demonios es esto?', pensamos. Un minuto y 31 segundos después, el majestuoso riff de guitarra a cargo de Paul hizo su aparición, y con él el redoble a los tambores por parte de Pete. ¡Menudo temazo! Aquello sonaba a gloria bendita. La estrofa del estribillo, el sencillo -pero memorable- solo de guitarra, el hostión que se pegan al final... Acabábamos de entrar en el Universo KISS por la parte grande, sí señor, con uno de sus temas más emblemáticos y con de uno de los mejores discos de su trayectoria.

Pues bien, con la finalidad de corregir de una vez por todas esos inoportunos lapsus de memoria que me asaltan en tan importantes lances, hace unos días me sometí -durante dos estajanovistas jornadas- al visionado del doble dvd 'Highway Star (A Journey in Rock) - The Full Official Story Behind The Voice of Deep Purple-', un excelso documento que repasa vida, obra y milagros (y muchas miserias también) del vocalista púrpura a través de ¡¡360 minutos!! de entrevistas y declaraciones cruzadas. Y, creedme, hay tiempo y espacio para todas y cada una de las cuestiones que preocupan a cualquier purplemaníaco de pro. Desde sus inicios en un grupito poppie a su admisión, posterior dimisión, consecuente reincorporación, imprevista expulsión e inesperada (pero firme) reintegración en Deep Purple, pasando por sus excesos con el alcohol, las rabietas con Blackmore, su participación en 'Jesus Christ Superstar', su carrera en solitario, sus problemas financieros, su accidentado paso por Black Sabbath, sus episodios nudistas... y varios cientos de historias más.
Pero no todo es cháchara y auto-bombo. En el segundo disco se recogen un puñado de filmaciones en vivo pertenecientes a la gira del disco 'Bananas', además de encuentros sobre el escenario con Dio o el tenor Pavarotti. Lástima que todas esas grabaciones sean de reciente factura, con un Gillan bastante ajado a nivel vocal y sin la presencia a las seis cuerdas del amigo Ritchie. Aunque, si es eso lo que quieres, tienes bastante donde escoger; el catálogo videográfico de Purple no peca precisamente de exiguo. Pero antes, un consejo: ni se te ocurra desdeñar este 'Highway Star'. Podrías lamentarlo.
Pero iré al grano: The Stooges publicaron nuevo disco a principios de este 2007, sembrando la confusión, el escepticismo y la incredulidad entre muchos de sus fans; reacciones, a mi juicio, completamente fuera de lugar. ¿O es que a alguien se le escapó que Iggy incluyó en 'Skull Ring' (2003) 4 temas junto a los hermanos Asheton? ¿A quien pudo, pues, pillarle por sorpresa la noticia? Y poco importa que esas 4 piezas (que no sacaban al disco de la mediocridad, por cierto) se nos presentasen como composiciones de Iggy & The Stooges -es decir, más como una colaboración puntual que como una banda en toda regla-, por que ¿no se editó 'Raw Power' bajo esa misma denominación, y sin embargo se considera otro disco más de The Stooges (la banda)? ¿Por qué nadie considera 'Skull Ring' -aunque sólo sea una parte- el disco de retorno de The Stooges?
Pero poco importa eso. Lo único que realmente me interesa es 'The Weirdness', el disco que marca el regreso discográfico de The Stooges; un disco, por otra parte, del que se esperaba, no sólo mucho, si no la reinvención de un género musical, el Rock, del que ya pocas revoluciones cabe esperar. Sin entrar en demasiados detalles, mi veredicto es que, sin ser tan flojucho como 'Skull Ring', 'The Weirdness' no pasa de ser un disco entretenido. Sin más. En líneas generales, la calidad me parece homogénea pero regular -sin rastro de hits potenciales y/o futuros clásicos-, y su escucha se me hace monótona, aburrida en algunos casos ('Mexican Guy' y 'Passing Cloud' me sobran por completo), dejando, una vez finalizado, la amarga sensación que ningún tema resulta capaz de funcionar por sí mismo, independiente del resto. A pesar de lo dicho, la verdad por delante: si recalasen en Barcelona -sin festivales indies de por medio- mataría por ir a verlos.


Cambio de tercio, que siempre me voy por las ramas, pero sigo dando palos. Como reza el encabezamiento del post, hoy me voy a centrar en Rock Star. Pero... ¿Qué es Rock Star? ¿Un programa radiofónico? ¿Un disco recopilatorio? Caliente, caliente... Rock Star es el nuevo intento por parte de Mariano Muniesa de evangelizar a las masas rockeras de este país, o mejor dicho, el Magazine que pretende ser 'la nueva referencia del rock'. Y no me lo invento, así reza la portada. Un portada, todo sea dicho, bastante horrorosa; más propia de un fanzine confeccionado por aficionados que por quienes, se supone, saben lo que se traen entre manos. Un diseño pobre, un eslógan que, visto el contenido, no sabes si se trata de una broma o de un ataque de megalomanía, una disposición de los titulares recargardísima y confusa (el logo de Metallica -¡mamma mia, con la tipografía de Pantera!- es casi tan grande como el de la propia revista)... En definitiva, de entrada la cosa hace presagiar lo peor. Pero no. Hay quien es capaz de superarse, y sólo hay que girar la página para encontrarse con un editorial repleto de tópicos recalcitrantes a más no poder. No lo voy a transcribir -que éstos son capaces de demandarme por reproducción ilícita-, pero si cito palabras como 'arma', 'lucha', 'apoyo', 'respeto' o 'nuestra música', es evidente por dónde van los tiros, ¿no? Pues del discurso paranoico-persecutorio de tufillo sindicalista que llevan vendiéndonos desde hace más de 20 años. Que si los enemigos del Rock nos hacen la vida imposible, que si somos unos marginados, blablabla... ¡Por favor, Mariano, vete a Nicaragua!
Pero la cosa no queda ahí. Puedo continuar hablando del sumario -que ocupa ¡dos páginas!-, de la sección de noticias -en la que se incluye la crónica de una feria dedicada al cultivo y el consumo del cannabis (?)-, de la calidad de las fotos -algunas parecen escaneadas, lo juro-, de la traducción al castellano del 'Heaven and Hell' de Black Sabbath, de los recuadros '¿sabías que...?' -que han fusilado directamente a la Rock Hard-, o de detalles tan cachondos como los comentarios que acompañan las instantáneas de Thunder... Por no hablar de las aburridas -y, en ocasiones, pésimamente redactadas- bios (de Metallica, de Def Leppard, de Angra...), de las siempre omnipresentes fotos del Muniesa chupando cámara, de la entrevista a dos bandas a Heaven&Hell (es increíble que, cuando ningún medio europeo ha tenido el privilegio de entrevistar a dos miembros de la banda, Rock Star, que acaba de salir al mercado, ya cuenta con los favores de promotores y discográficas para hacer lo propio con Ronnie Dio y Geezer Butler)... Y ya para acabar: ¡Ta-chán! ¡La sección de crítica de discos! Pasen y vean, damas y caballeros. Nada más y nada menos que 15 discos reseñados. ¡15! ¿No les parece increíble?
El paso siguiente al intento frustrado de adentrarme en su discografía era volver a ver la cinta 'The Doors', y, esta tarde, por fin, mientras planchaba unas camisetas, me he puesto a la labor. De la película ya se ha hablado demasiado, así que no pienso alargarme con el tema; sólo comentaré que no concibo cómo se le pudo adjudicar un papel a la jodida Meg Ryan en un film de estas características. Y sí, ya sé que a muchos os resultará duro ver al bueno de Val Kilmer interpretando al Rey Lagarto, no lo pongo en duda, pero es que a la mentecata de la Ryan deberían haberle prohibido pisar un plató en el mismo instante que decidió presentarse a un cásting. ¿Qué clase de conjunción astral ha hecho posible que esta tipeja se haya labrado una carrera? Que alguien me lo explique, por favor, porque no logro entenderlo. Por desgracia, el despropósito del film no se limita a la presencia esta tipa. Nunca me he interesado por Morrison, Manzarek y compañía, jamás he leído una biografía suya ni nada parecido, así que no puedo decir si lo que se cuenta en la peli contradice, o no, lo que se ha escrito respecto a la banda; pero, según declaraciones de los tres miembros supervivientes, lo que Oliver Stone nos relata carece totalmente de fundamento. Que si el retrato que se hace de Morrison es demasiado simplista, que si sólo se centra en su figura y pasa del resto de componentes, bla, bla, bla... Sea como fuere, independientemente del grado de veracidad empleado en la redacción del guión, 'The Doors', la película, no es más que la manida historia de un rockstar que experimenta el auge y la -correspondiente- caída a base de alcohol, fornicio y droga, mucha droga. Un sermón que ya nos han explicado cien mil veces con anterioridad, y que a estas alturas a nadie le interesa, joder. Y menos viniendo de un cocainómano confeso como el puñetero Stone(d). Ya puestos, un detalle cachondo por su parte, dado su gusto por las conspiraciones gubernamentales (recordad 'J.F.K.'), es que en el tramo final de la película hubiese introducido un guiño a alguna de las absurdas teorías que tratan de explicar la muerte de Jimbo (mi preferida es la que coloca en el punto de mira a los manazas de la CIA). Eso al menos hubiese arrancado alguna sonrisa entre los espectadores.